"La facilidad con la que se instalaron en México dos centros estadunidenses de espionaje hace evidente la dependencia del presidente Felipe Calderón respecto del gobierno de Estados Unidos en su estrategia para combatir a los cárteles de la droga. Dentro de la corresponsabilidad en el combate al trasiego de drogas y al crimen organizado en México, Estados Unidos logró en lo que va del sexenio calderonista lo que no consiguió ni durante la Guerra Fría: tener centros de espionaje en territorio mexicano con autorización de Los Pinos.
Ambos centros de espionaje están en sitios estratégicos: uno en Paseo de la Reforma 265, en la Ciudad de México (Proceso 1776), y otro dentro de una zona militar en la región norte del país, según lo publicado por The New York Times en su edición del domingo 7, y que, de acuerdo con expertos consultados, se encuentra en Escobedo, Nuevo León. Desde esas instalaciones Washington realiza trabajos de inteligencia con toda libertad en territorio mexicano.
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Ante la impotencia del gobierno de Calderón para contener la narcoviolencia que se intensificó con su lucha militarizada, las agencias de inteligencia de Estados Unidos controlan todo lo que ocurre dentro del territorio nacional. Con su tecnología de punta, por ejemplo, interceptan comunicaciones confidenciales y codificadas de las distintas embajadas extranjeras ubicadas en el Distrito Federal.
Después de conseguir en menos de un sexenio lo que durante décadas no obtuvo, Estados Unidos accedió a que el gobierno de Calderón tuviera un enlace de las Fuerzas Armadas mexicanas en el Comando Norte, en el estado de Colorado, y en el Centro de Inteligencia de El Paso, Texas."
El Proceso en la Ch.com
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