La guerra de las imágenes

En las guerras existen derechos que no le permiten a las partes hacer con los prisioneros o con los muertos carne rota, hueso incendiado o escarnio humano. La imagen del hombre muerto en el enfrentamiento entre "marinos" y "narcos" en Morelos que difundió La República de la Televisión hasta el hastío, es un mensaje de aplastamiento y horror emitido desde el poder.

Sobre la guerra, en El contrato social escribió Jean-Jacques Rousseau: "Siendo el fin de la guerra la destrucción del Estado enemigo, se tiene derecho a dar muerte a los defensores en tanto tienen las armas en la mano, mas en cuanto entregan las armas y se rinden, dejan de ser enemigos o instrumentos del enemigo y vuelven a ser simplemente hombres, y ya no se tiene derecho sobre su vida."

Un hombre muerto no pierde los derechos al menos que el asesino tenga la consigna de reducirlo a la nada: el cadáver mostrado por La República de la Televisión tenía los pantalones abajo –¿quién se los bajó?–, y en una segunda imagen está forrado de billetes –¿quién se los puso?–. Aquí hay una verdad irrefutable, los marinos modificaron la condición del cuerpo y la escena del crimen: lo prueban las imágenes difundidas por ellos mismos. Y eso es grave. Un hombre muerto no puede defenderse ante la explosión de su imagen.