sábado, agosto 07, 2010

Una broma por 28 mil muertos

"A pesar de que la guerra contra el narcotráfico -que él mismo inició- ha dejado más de 28 mil muertos, Felipe Calderón Hinojosa bromeó al decir que lo que "básicamente" le quita el sueño es el café. "A mí básicamente me quita el sueño el café y algunos temas de Gobierno que son complejos y difíciles", dijo Calderón este sábado en entrevista con Caracol Radio, al preguntársele qué tanto le preocupan o quitan el sueño eventuales amenazas del narcotráfico."
Felipe Calderón Hinojosa, Presidente Usurpador.
Link a SDPnoticias

Tal cual

Manta expuesta en la marcha del Ángel de la Independencia a la Secretaría de Gobernación, en protesta por las agresiones que ha sufrido el gremio periodístico:


Link a la crónica en SDPnoticias.
Las izquierdas y López Obrador
Héctor Díaz-Polanco

En innumerables ocasiones me he visto en el trance de atender a la curiosidad de colegas y amigos latinoamericanos que me inquieren sobre la terrible debilidad de la izquierda mexicana, su desorganización y carencia de proyecto. Por supuesto, su visión de la izquierda se centra en la trayectoria que ha seguido el PRD en los últimos años y la situación a que ha sido conducido.

Trato de explicarles lo mejor que puedo que, en la coyuntura de los últimos años, la izquierda mexicana no puede identificarse con el PRD ni mucho menos reducirse a esta agrupación partidaria; que más bien, a últimas fechas, la energía transformadora de la izquierda se expresa principalmente en un vigoroso movimiento popular que lucha contra el régimen neoliberal, al margen de la estructura partidista tradicional, y que es liderada por Andrés Manuel López Obrador.

Insisto en suma en despejar lo que en mi opinión es una falacia promovida por los medios y sus comentaristas: que la izquierda atraviesa por su peor momento y ha dejado de ser una opción. Tal conclusión resulta de la costumbre de identificar fuerza política con estructura partidaria, sobre todo si posee aparato y registro. Este no es un buen método para abordar el asunto. En una perspectiva gramsciana, el verdadero partido no es sólo una institución, la organización técnica y sus aparatos, sino la fuerza social o el movimiento en el que encarna un proyecto: todo el bloque social activo. Es por esto, observa Gramsci, que un partido orgánico y fundamental puede aparecer como varias fracciones, cada una de las cuales adopta el nombre de partido e incluso de partido independiente (es el caso del PRI y el PAN), mientras el estado mayor intelectual y político del verdadero partido puede permanecer en la oscuridad. El que esos diversos partidos constituyen en realidad una unidad orgánica lo demuestra el hecho de que se acoplan inmediatamente en cuanto perciben un real antagonista al proyecto del que son expresiones.

Vistas así las cosas, el partido más poderoso de la izquierda hoy día es el movimiento que inspira y encabeza López Obrador. Pero no es el único; se deben considerar otras fuerzas (el zapatismo, etcétera) que alimentan el gran caudal de las izquierdas mexicanas. Es por no tener esto en cuenta, y estar con la vista fija en el PRD y en el juego de la fracciones partidarias, que el despliegue de fuerza y organización mostrado en la concentración del Zócalo, el pasado 25 de julio, produjo tanto desconcierto e incluso desazón en algunos sectores. Obstinadamente se negaron a reconocer el movimiento que crecía desde abajo, al margen de los partidos convencionales, y que, como dijo el poeta, brota/ y se derrama y cruje como una vena rota.

Mientras se repetían que AMLO y su movimiento se habían desgastado y que ya no eran una opción a tomar en cuenta, cerraron los ojos a los millones de credencializados, a los miles de comités creados en todo el país, a los millones de ejemplares del periódico Regeneración que circulan de familia en familia, a los círculos de reflexión; y sobre todo, minimizaron el crecimiento de un liderazgo con sólido perfil de honestidad, congruencia e identificación con los sectores populares (fruto de su conocimiento de primera mano de la realidad sociocultural del país). Considerando el nivel de organización logrado hasta ahora, su empuje y alcance nacional, se puede derivar una conclusión completamente distinta a la sombría apreciación inicial: comparativamente, la izquierda mexicana está hoy en uno de sus mejores momentos.

Sin duda, el desarrollo del movimiento ha sido estimulado por las políticas del actual gobierno, ajenas al interés general. Pero también, hay que decirlo, por la estrategia y las prácticas impulsadas por la llamada izquierda moderna que hoy controla el PRD. Aferrada a los tópicos de la socialdemocracia en su versión neoliberal, sin clara orientación social, apostando a las alianzas con fuerzas conservadoras que destruyen la diferencia, la importante distinción política por lo que hace al proyecto de país, esta izquierda ha caído en el descrédito (y no hablo aquí de la base del PRD). En la actual coyuntura, el movimiento social que se expresó en el Zócalo ha cumplido ya un vital papel: evitar la completa demolición del proyecto de la izquierda.

Alarmados por esta tendencia, algunos aseguran que AMLO cometió el error de abandonar el centro en 2006, y yerra al no buscarlo ahora (Denise Dresser dixit). Por centro entienden las posiciones y prácticas socialdemócratas que se estilan en Europa y en algunos países de América Latina (por ejemplo, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Chile). Es ocultar que en esos países tales fuerzas, una por una, han perdido el poder precisamente por querer situarse en el peldaño que les marcó la derecha (que es siempre quien finalmente define el centro políticamente correcto).

La única posibilidad de que el movimiento de AMLO logre sus objetivos programáticos es que se mantenga alejado de ese falso centro (neoliberal, insensible a las necesidades de las mayorías y servidor de los grandes potentados). Y esto, no sólo por razones electoreras, sino por preceptos ético-políticos de los que no hay que desviarse ni un milímetro. Los comentaristas que se dedican a dar consejos a AMLO para que sea moderado, en realidad buscan que entre en la pendiente enjabonada de los acuerdos con los poderosos. Eso anularía cualquier cualidad innovadora en su proyecto. ¿De qué serviría que llegara así a la Presidencia, atado a grupos de intereses facciosos y por ello invalidado como gobernante para las mayorías? Eso, además, sería su muerte política ante los ojos de la mayoría de los mexicanos, como lo ha sido de la izquierda moderna.

Link a La Jornada.

Oilo

"El verdadero enemigo, la amenaza a la sociedad son los criminales, no es el gobierno, por lo menos no en este caso."
Felipe Calderón en el Diálogo por la Seguridad.

Bla bla Blake

"Vamos a seguir manteniendo con carácter, con determinación, con inteligencia una lucha por recuperar nuestros espacios, los espacios que son de los ciudadanos, los espacios que le corresponden a la sociedad, para tener mejores niveles de seguridad y de tranquilidad.”
Francisco Blake Mora, Secretario de (sic) Gobernación (sic).

Es cuestión de lenguaje

Ante su negro fracaso político, mediático, económico y militar, La banda del automóvil gris ha cambiado de maquillaje retórico para acelerar la progresión del neoliberalismo salvaje y mantener a la fuerza la carnicería pública que tiene a México sitiado entre el terror, el pánico y el miedo.

Ahora, el "blitz informativo" de los fraudulentos gira en torno a las palabras (risas grabadas) escrúpulos, crimen y terror:

Aquí tres cubetadas de realidad:

escrúpulo.

(Del lat. scrupŭlus, piedrecilla).

1. m. Duda o recelo que punza la conciencia sobre si algo es o no cierto, si es bueno o malo, si obliga o no obliga; lo que trae inquieto y desasosegado el ánimo.

2. m. Aprensión, asco hacia algo, especialmente alimentos.

3. m. Exactitud en la averiguación o en el cumplimiento de un cargo o encargo.

4. m. China que se mete en el zapato y lastima el pie.

5. m. Astr. Cada una de las 60 partes en que se divide un grado de círculo.

6. m. Med. Medida de peso antigua, utilizada en farmacia y equivalente a 24 granos, o sea 1198 mg.

~ de Marigargajo, o ~ del padre Gargajo.

1. m. coloqs. escrúpulo ridículo, infundado, extravagante y falto de razón.

~ de monja.

1. m. coloq. escrúpulo exagerado y pueril.


¿Tiene La banda del automóvil gris escrúpulos para utilizar la palabra escrúpulos?

La segunda cubetada de realidad:

crimen.

(Del lat. crimen).

1. m. Delito grave.

2. m. Acción indebida o reprensible.

3. m. Acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien.


¿Y los múltiples contratos de Juan Camilo Mouriño no son un crimen?, ¿Y los daños a la nación que ha realizado César Nava no son un delito grave?, ¿Y las "mañas" electorales de Felipe Calderón qué son?

¿Y la deslumbrante impunidad de Elba Esther Gordillo?

Tercera cubetada de realidad a La banda que asaltó Los Pinos:

terror.

(Del lat. terror, -ōris).

1. m. Miedo muy intenso.

2. m. Persona o cosa que produce terror. U. t. en sent. fest. De joven era el terror de las chicas del barrio.

3. m. por antonom. Método expeditivo de justicia revolucionaria y contrarrevolucionaria.

4. m. por antonom. Época, durante la Revolución francesa, en que este método era frecuente.

ORTOGR. Escr. con may. inicial.

de ~.

1. loc. adj. Dicho de una obra cinematográfica o literaria y del género al que pertenecen: Que buscan causar miedo o angustia en el espectador o en el lector.

¿Entonces quién dice qué?

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

Vistas a la página totales

Huracán: La política secreta neoliberal

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