miércoles, diciembre 05, 2012

Su alteza copeteadísima

Aquí les dejo mi colaboración semanal en la revista b1+4: 

”Las huellas no son sólo lo que queda cuando algo ha desaparecido, sino que también pueden ser las marcas de un proyecto, de algo que va a revelarse”.
John Berger.

Tres y cuatro de mayo de 2004. Veintiséis mujeres violadas, dos jóvenes muertos, cientos de detenidos y golpeados por orden de Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, sobrino de Arturo Montiel, ahijado del grupo Atlacomulco y alfil de Carlos Salinas de Gortari, quien, con los hechos violentos de San Salvador Atenco, debutó en el oscuro campo del autoritarismo y se ganó la negra confianza oligárquica para lo designado: sería años después el Presidente de la República y probó con ello que no le “temblaría el copete” ante las fuerzas opositoras y ante las manifestaciones de resistencia.

Peña Nieto fue construido por la televisión como un producto político en el clásico estilo neoliberal: asesores de imagen, sesiones de risoterapia, sonrisa blanquísima, trajes de lujo, reconstrucción de su biografía (postviudo, lo casaron con La Gaviota), aparición en programas y revistas del corazón y spots en frecuentes y constantes ráfagas en cadena nacional. Su destino estaba ‘marcado’. Andrés Manuel López Obrador en su libro: ”No decir adiós a la esperanza”, cuenta que en una comida entre oligarcas, el obispo retirado Onésimo Cepeda dijo: “desde hace mucho antes decidimos que Enrique Peña Nieto sería Presidente”. Y lo cumplieron.

Con la imagen de juventud y chulería del mexiquense, el PRI recuperaría el poder que le prestó por doce años al PAN. La coartada perfecta del antiguo régimen se llamó “la transición democrática”, que sólo quedó en alternancia pactada, entre el panismo y el dinosaurio que se replegó dos sexenios para realizarse cirugía plástica política, y regresar por lo suyo con un galán e historia de telenovela. Todo con la “pequeña” ayuda de sus amigos y Televisa.

Seguir leyendo aquí.

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

Vistas a la página totales

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