martes, septiembre 01, 2009

Por la puerta de atrás

Cincuenta segundos de silencio. El día que se consumó el Golpe de Estado.

(risas grabadas)

Lo "hilarante" es lo que mueve a risa, e hilarante es escuchar a los voceros de La República de la Televisión llamar "Presidente" al ineficaz de Felipe Calderón Hinojosa. Fueron tenaces, metieron toda su carne televisiva al asador para legitimarlo y no pudieron; ni los ciros, ni los marines, ni las maerker, ni los dórigas juntos y sus múltiples mentiras fueron suficiente. Era un reto imposible. Calderón es de "mecha" y de entendimiento corto. Intenta hablar como "Presidente" y su voz e ideas doblan de risa: debajo de la máscara está siempre su explosiva ilegitimidad de orígen.

Lo único que ha comunicado el rostro del carichueco son "risas grabadas".

Estruendosas.

Sofocantes.

Proceso

Despilfarros y abusos de Calderón
Álvaro Delgado

Solamente en pago por asesorías, encuestas y grupos de enfoque, así como producción de spots para promover su imagen, Calderón gastó para esta campañita que acosa a los mexicanos por lo menos 241 millones 470 mil 238 pesos. Es una cifra mayor al recorte del presupuesto que Calderón hizo a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que asciende a 200 millones de pesos.

Pero como Calderón es un fanático de la imagen, justamente para encubrir su ineptitud, pero además compra el silencio de las televisoras, de los grupos radiofónicos y de buena parte de los medios impresos, los gastos en materia de difusión son de escándalo. Aquí ya se había consignado información al respecto, pero es preciso reiterarla por la desmesura en el gasto para la imagen gubernamental, y en especial de Calderón, que ya superó a Vicente Fox en la materia, que ya dice mucho.

En efecto, en dos años y tres meses de gestión, Calderón ha gastado 8 mil 779 millones 548 mil pesos en publicidad gubernamental, según cifras de la Secretaría de Gobernación que publica la revista Etcétera en su edición de agosto. Etcétera, que ha hecho un seguimiento sistemático de la evolución de este gasto desde el sexenio anterior --siempre con base en la información oficial--, describe que el gasto de Calderón se incrementó 228.57% comparado con el sexenio de Fox.

(link)

Monerohernández

Cumpliendo promesas

Norberto Bobbio. Diccionario de política

LEGITIMACIÓN E IMPUGNACIÓN DE LA LEGITIMIDAD:

Los diversos niveles del proceso de l. definen otros tantos elementos que representan el punto de referencia obligado hacia el cual se orientan los individuos y los grupos en el contexto político. Si analizamos la acción de estos últimos, desde este punto de vista podemos descubrir dos tipos fundamentales de comportamiento. Si determinados individuos o grupos se dan cuenta de que el fundamento y los fines del poder son compatibles o están en armonía con su propio sistema de creencias y actúan en pro de la conservación de los aspectos básicos de la vida política, su comportamiento se podrá definir como legitimación. En cambio, si el estado es considerado en su estructura y en sus fines como contradictorio con el propio sistema de creencias, y este juicio negativo se traduce en una acción orientada a transformar los aspectos básicos de la vida política, este comportamiento podrá definirse como impugnación de la l.

El comportamiento de legitimación no caracteriza solamente a las fuerzas que sostienen el gobierno sino también a las que se oponen al mismo, en cuanto no tengan el propósito de cambiar también el régimen o la comunidad política. La aceptación de las “reglas del juego”, en particular, o sea de las normas en que se basa el régimen, no entraña solamente, como ya se ha señalado, la aceptación del gobierno y de sus mandatos, en cuanto estén conformes con el régimen, sino también la legítima expectativa, para la oposición, de transformarse en gobierno.

La diferencia entre oposición del gobierno e impugnación de la l. en ciertos aspectos corresponde a la que existe entre política reformista y política revolucionaria. El primer tipo de lucha tiende a lograr innovaciones -conservando las estructuras políticas existentes-, combate al gobierno pero no a las estructuras que condicionan su acción y propone un modo distinto de administrar el sistema constituido. El segundo tipo de lucha está dirigido contra el orden constituido y tiene por objeto modificar sustancialmente algunos de sus aspectos fundamentales; no combate únicamente al gobierno sino también al sistema de gobierno, o sea a las estructuras del que éste es expresión.

Con esto hemos pasado ya a examinar el comportamiento impugnador de la l.

En este sector hay que distinguir dos actitudes: la de rebelión y la revolucionaria. La actitud de rebelión se limita a la simple negación, al rechazo abstracto de la realidad social, sin determinar históricamente la propia negación y el propio rechazo. En consecuencia, no es capaz de reconocer el movimiento histórico de la sociedad, ni de encontrar objetivos de lucha concretos, y termina siendo prisionero de la realidad que no logra cambiar.

La actitud revolucionaria lleva a cabo, en cambio, una negación determinada históricamente de la realidad social. Su problema consiste siempre en descubrir la lucha concreta, puesta de manifiesto por el movimiento histórico real que permita realizar las transformaciones posibles de la sociedad. Esto significa que la acción revolucionaria no tiene nunca como objetivo cambiar radicalmente la sociedad sino derribar las instituciones políticas que impiden el desarrollo y crear otras nuevas capaces de liberar las tendencias que han madurado en la sociedad hacia formas de convivencia más elevadas.

Contra comunicado:

No nos engañemos: el hecho más importante de la historia no será en el 2010: "es hoy y siempre".

Logros

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

Vistas a la página totales

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