El "cagómetro" es un instrumento de medición del pánico en las palabras, los escritos y el cuerpo de
Los Voceros de la República de la Televisión. Los índices del cagómetro representan el grado de "entrega" de los "periodistas" (risas grabadas por lo de "periodistas") con la Monarquía global en una escala del uno al cien. El grito de "¡espurio!" en la cocina del rey chiquito elevó el "cagómetro" al tope de sus posibilidades: amaneció a cien. Los voceros televisivos se mordieron el rebozo por el grito, derramaron algunas lágrimas pero no pudieron dar "la vida" por el presidente usurpador. ¿Porqué no lo hicieron? Saben que las palabras de
Andrés Leonardo Gómez Emilsson son ciertas, y que efectivamente, no existe la libertad de expresión en México como replicó
Mario Jiménez Santiago. Tienen medido el "riesgo" de lanzarse a la yugular de un par de jóvenes que en sus palabras sintetizan el profundo sentir del pueblo de México. Fue un jaque público a la presidencia de facto y a los intelectuales y periodistas que se queman las manos en defensa de los (lili)putenses que "ocupan" Los Pinos, donde por cierto, se reventó el cagómetro, los nervios y el drenaje profundo de los fraudulentos.
¡Al ladrón!