En vísperas de la visita del presidente Barack Obama, la soberanía e independencia de México están amenazadas cada vez más, y el anuncio de que está a punto de concretarse la integración del Ejército Mexicano al Comando Norte es el detonador de un nuevo escándalo.
1. El gobierno de facto de Felipe Calderón está muy cerca de enfrentar la mayor crisis por la que ha atravesado en estos dos años tras conocerse que las fuerzas armadas de México participarán, en violación a la Constitución General y ya en plena subordinación a Washington, en una serie de ejercicios militares
organizados por el Pentágono, durante un operativo llamado Unitas 50-09, que se llevará a cabo en las aguas de Florida del 19 de abril al 7 de mayo, según informó el pasado lunes 6 de abril el general James Cartwright, subjefe del Comando Conjunto de las fuerzas armadas estadunidenses.
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8. La participación de México en las maniobras programadas no constituiría nada más un símbolo de que el Estado mexicano se doblegó por completo ante Washington, lo que Estados Unidos buscó afanosamente desde principios del siglo XIX, sino que constituiría en los hechos una gravísima abdicación del proyecto de México como nación soberana e independiente. De nada valen los seudoargumentos de que no son más que simples ejercicios navales o de que estarán presentes algunos otros países del continente como Brasil, que por cierto secundó las políticas intervencionistas de Bush enviando soldados brasileños a otras latitudes.
9. El escándalo es todavía mayor porque la vocación histórica de México ha sido formar parte de ese gran proyecto que es América Latina y que ahora, como nunca en nuestra historia, está en vías de irse concretando, y no fungir como un protectorado del decrépito poder imperial estadunidense, mucho menos en los días en que el proyecto del capitalismo neoliberal que ellos han buscado imponer al mundo ha evidenciado su fracaso rotundo. Así lo veía, entre otros, Lázaro Cárdenas, en particular cuando fungió en plena Segunda Guerra Mundial como comandante del Pacífico (1941) y secretario de la Defensa Nacional (1942-1945), según se lee en su correspondencia con Francisco Castillo Nájera, embajador de México en Washington, y que ni siquiera en ese grave contexto cedió ante las presiones para que las fuerzas armadas de México se subordinaran a las estadunidenses.
10. Las maniobras entreguistas que se proyectan ponen en entredicho al régimen mexicano en su conjunto y en particular al Senado de la República, que está ahora ante la oportunidad histórica de frenar las políticas entreguistas y de traición a la patria de Calderón, porque de no hacerlo dejará solo al pueblo de México.