Helio Flores/El Universal
Ante la ola de violencia y secuestro que desangra la seguridad y el orden social en México, Felipe Calderón propone aumentar la pena para la "privación de la libertad" a cadena perpetua. La inseguridad y la violencia (es de dominio común), se resuelven con educación, con empleo y con la aplicación llana de la ley. Por eso da vergüenza que un delincuente confeso, un traficante de influencias como Juan Camilo Mouriño llame a los mexicanos a signar un "pacto nacional contra la inseguridad". O los monárquicos siguen pensando que los mexicanos somos idiotas sin "alma" y sin cerebro, o verdaderamente "la locura" les ha firmado un cheque en blanco. ¿Con qué instrumentos éticos llaman a ese pacto?
En el campo del lenguaje simbólico, la ofensiva del presidente espurio es ridícula. ¿A quién calificaron sus golpeadores mediáticos como secuestradores? A los legisladores que tomaron "la tribuna" para evitar el remate energético de México, obviamente, "la jugada política" fue en nombre de millones de mexicanos que no creemos en la farsa televisiva. En el lenguaje profundo Felipe Calderón y Los Voceros de la República de la Televisión están haciendo un amague autoritario: si se oponen a la venta de Pemex, y "secuestran" la tribuna se merecen la "pena de muerte". ¿Es una amenaza pública o privada?
Y si de penas hablamos, ¿qué condena se merece "privar de la esperanza" a millones de mexicanos?, ¿Cadena perpetua? Hoy, los ciudadanos que sostenemos la tésis del fraude, sabemos que el robo de la voluntad popular tenía como objetivo la entrega del petróleo a las compañías trasnacionales, y para conseguirlo, siguieron paso a pasito "el manual" del neoliberalismo salvaje: "para aprobar una ley que afecta a las mayorías, primero se tiene que desestabilizar la economía, la políitica y el orden social de las mayorías". El imaginario de "crisis económica" que los panistas usaron para la guerra sucia del 2006, hoy es utilizado para controlar las emociones de millones de mexicanos: "Que se preocupen por comer, y no por andar marchando y tomando tribunas. Que sufran por el hambre y no por las injusticias. Que se queden "trepados" en el guión de la telenovela y que no cuestionen la relación entre los medios, los políticos y los criminales."
El neoliberalismo salvaje se rige bajo el viejo principio del "orden a partir del caos"; el neoliberalismo salvaje es la perversidad programada: "atole del miedo" con el dedo. Por ello, Felipe Calderón debe ser sometido a juicio político, sustituido de la sillita que usurpó y procesado por cada uno de los muertos y cada una de las emociones negativas que han desolado la mente de millones de mexicanos. La única solución ética para resolver la inseguridad y la violencia es la renuncia de Felipe Calderón Hinojosa, el máximo/mínimo ladrón de México.
miércoles, agosto 13, 2008
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Contra(comunicado):
Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.
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