Voto de castigo debe servir para limpiar de corrupción: Aguayo en CNN

Balazos electorales a posteriori

Sergio Humberto Brown Figueredo 

01. Ganó Televisa.

02. La sorpresa inframundana: el voto duro de Leyzaola. Nunca antes pensé lo peligroso que sería aplicar el acarreo político en las fuerzas armadas.

03. El titular sería: "Perdió el abstencionismo".

04. El miedo ideológico: el fascismo requiere de fascistas. Y fueron miles los que votaron por Leyzaola. Un ejército.

05. Ganó el truco del "prometeo" aquí y allá de siempre. El siglo veinte se sigue pintando el pelo.

06. La votación no habla de "los mexicanos", habla de los mexicanos que votaron y de los que no votaron.

07. Y si, en términos futbolísticos, nuestro nivel es el del Necaxa (con todo respeto a los necaxistas), no podemos pedir ver después, desde la grada, un juego del Real Madrid.

08. Si se toman las elecciones como una mega-encuesta diría: el pueblo no está harto, el pueblo tiene hueva. Ganó el Egg-o del pueblo.

09. La otra lectura del abstencionismo: el Ego del pueblo le está poniendo una chinga al pueblo.

10. A la izquierda en el concurso, el sampler del clásico político neoliberal: "Es la ideología idiotas".
11. Otra lectura del abstencionismo: lo que no sirve es el modelo político mercadológico moderno. Que ni lógico ni moderno es.

12. ¿Quién ganó la Presidencia Municipal de Tijuana? Just for men.

13. Si a los mexicanos procapitalistas se les dijera la verdad; mediante elecciones, lo que se gana es poder administrar 4,746,945 millones de pesos al año (el presupuesto público federal), estarían llenas las urnas y los partidos políticos de entusiastas "emprendedores". Los derechistas lo saben muy bien, por eso defenderán a capa y espada, extendiendo la guerra o los fraudes ese sistema, es una mina de oro que explota el uno por ciento de siempre, chingándose al noventa y nueve por ciento de siempre. 

14. Si quieres imaginar algo dramático, piensa en el coraje o la tristeza desbordada de un cacique que pierde las elecciones sin creerlo. Y su terrible duda ante el espejo: ¿Cómo haré ahora para seguir borrando la historia?