Actéal: la suprema vergüenza de justicia

Con la decisión de liberar a un grupo de paramilitares responsables de la matanza de Actéal, la suprema corta de justicia –el aparato tele-judicial–, una vez más muestra su terrible sumisión al suprapoder obscuro del Imperio de Gortari. La "corta" no sólo liberó a un grupo de paramilitares, le salvó el cuello a Ernesto Zedillo: "si los paramilitares merecen la libertad por haber matado, Ernesto Zedillo merece un homenaje por haber ordenado la matanza". La estrategia (risas grabadas) jurídica, fue antecedida por una estrategia mediática: el vocero Héctor Aguilar Camín modificó la versión histórica de los hechos para que la "corta" (meses después) pudiera dar el machetazo jurídico.

Los "corto" ministros, nada tontos y nada idiotas, saben que están actuando como guaruras políticos, y por eso José Ramón Cossío intentó deslindarse del fallo: "Aquí sólo se está determinando que a los quejosos no se les siguió un debido proceso, lo cual no equivale en absoluto a un pronunciamiento sobre si, de facto, son o no inocentes". Una dictadura simulada como la que impera en México, no sobreviviría sin los poderes ejecutivo, judicial y legislativo arrodillados al servicio del Imperio. La "corta" es el banquillo supremo de la injusticia. La "corta" es la máxima vergüenza jurídica nacional. Si los ministros tuvieran vergüenza, desde ayer hubieran retirado el cuadro de Benito Juárez que tienen de adorno en el sucio recinto. Todavía están a tiempo de removerlo por su propia cuenta, si no, pronto, caerá por su propio peso y les hará rodar la testa.