"Los desesperados esfuerzos de Enrique Peña Nieto y
Televisa por legitimarse mediante la cooptación de líderes de oposición
no podrá borrar la profunda indignación de la sociedad mexicana por el
último proceso electoral. Graco Ramírez Garrido Abreu, gobernador
perredista del estado de Morelos, pierde toda credibilidad cuando junto a
la imagen sonriente del presidente electo declara compartir con Enrique
Peña Nieto la convicción de que la legalidad no es negociable
.
El repudio generalizado a Antonio Antolini, antiguo dirigente del
movimiento #YoSoy132, por haberse incorporado a Televisa es también
plenamente justificado.
Estos dos personajes no son sino las más recientes adquisiciones de un sistema acostumbrado a
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del poder a una larga lista de figuras que después de haber criticado
al autoritarismo terminan sirviéndose de él. Las personas de ese perfil
revelan su baja calidad moral al preferir reflectores, dinero y poder a
la congruencia, la democracia y el cambio social. En lugar de cuestionar
y transformar las reglas del juego, terminan participando gustosas en
el negocio de la dominación."
En
La Jornada.