Es inadmisible que, teniendo un pueblo trabajador y valiosos recursos
naturales que muchos envidiarían, México sea hoy el país con menos
crecimiento económico en toda América Latina y uno de los países con mayor
pobreza y desigualdad en el mundo.
Por eso no debemos rendirnos. Debemos seguir insistiendo en la
transformación del país para sacar a nuestro pueblo de la pobreza y la
marginación.
Cuando logremos esta hazaña, ningún mexicano tendrá la necesidad de
emigrar. Aquí podrán trabajar, progresar, ser felices, aquí donde están
sus familias, sus costumbres y sus tradiciones, y nadie, como ahora
sucede, verá cancelado su futuro. El hijo del indígena, el hijo del
campesino, el hijo del obrero, el hijo del productor, el hijo del
comerciante, el hijo del profesionista, podrá ascender en la escala social
y todos tendremos nuevas, importantes y poderosas razones para vivir, para
soñar y para triunfar en este país generoso y fraterno.
¡Viva la Convención Nacional Democrática!
¡Viva el pueblo de México!
¡Viva la nación mexicana!