martes, febrero 26, 2008
"La incitación mediática del Miedo al otro como enemigo potencial entraña hoy el núcleo principal desde el que se están reestructurando los resortes de poder de una Democracia reducida, en el fondo y también en la forma, a los residuos inoperantes de su propia simulación engañosa."
Rafael Vidal Jiménez. Capitalismo(disciplinario) de redes y cultura (global) del miedo.
En México la democracia no se ensancha ni se fortaleze, en parte porque los medios masivos de comunicación decidieron ser narradores de las sombras que crean. No investigan, repiten. No cronican, leen comunicados. No analizan, posan. La República de la Televisión es de memoria poroza, sus noticias tienen fecha obligada de caducidad: nacen y mueren en un lapso de 24 horas; lo de ayer es demasiado viejo, las imágenes de anteayer son material de archivo.
Oscares
Las alfombras rojas son la decadencia. Son propaganda cara.
La "ceremonia" de las estatuillas es el espectáculo del espectáculo del espectáculo.
La mentira mediática es propaganda.
Mienten. Las acciones de Resistencia Civil Pacífica se enumeraron en "capas" progresivas. La primera fue establecer un cerco humano en las cámaras legislativas, y en caso de que el gobierno ilegítimo no retire su propuesta privatizadora, se darían los siguientes pasos: una huelga legislativa, acompañada de cercos ciudadanos en instalaciones estratégicas; y si insisten en vender el petróleo, la acción final será un "paro patriótico nacional".
Lo que el inquisidor omite, es el incidente noticioso que Milenio Diario publicó ayer: la falsa muerte de Andrés Manuel López Obrador. A continuación reproduzco completa la columna Astillero, para poder entender "el grado de crisis" al que están llevando la "guerra sucia" los voceros de la República de la Televisión:
Astillero
Noticias falsas
La página electrónica del diario Milenio alojó ayer de manera breve, pero destacada, una nota, presuntamente elaborada por la agencia informativa del Estado mexicano, Notimex, con el siguiente encabezado: “Fractura en el PRD tras fallecimiento de AMLO: Acosta Naranjo” y el subtítulo: “El dirigente de la corriente perredista Nueva Izquierda llamó a una lucha contra la extrema derecha ‘yunquista’ tras el asesinato de AMLO”. La falsedad de la noticia era evidente apenas se avanzaba en su lectura. Decía, por ejemplo, que según Acosta Naranjo el crimen cometido “la tarde de este lunes en la plaza de Zócalo, en pleno Distrito Federal”, habría sido “organizado por las mismas fuerzas presidenciales”, aunque el mismo dirigente del sol azteca reconocería que le faltaba “información suficiente” y también se sospecharía “la participación de terroristas alemanes enlazados con una publicación mexicana”. Otros disparates hablaban de un aviso, la noche anterior, en el sentido de que llegaría “un Madrazo a la izquierda”, vinculando al ex candidato presidencial priísta, y que, para suceder al “presidente legítimo”, sonaban “fuertemente en los pasillos del PRD los nombres de Jorge Emilio González Martínez y Hugo Sánchez”.
No sería la primera ocasión en que, por descuido o por audacia, algún redactor novato o imaginativo colocara en redes de distribución periodística un material que no sólo no habría sido autorizado sino que evidentemente era falso, y tampoco pueden descartarse los asaltos a páginas electrónicas importantes que suelen hacer algunos especialistas en computación, genéricamente llamados hackers. Pero, al menos a la hora de escribir esta columna (casi las diez de la noche), ni Milenio ni Notimex habían emitido ninguna aclaración o consideración sobre el manejo que de su espacio electrónico (en el caso del diario) y de su nombre (en cuanto a la agencia) se había realizado para anunciar nada menos que el asesinato del principal político mexicano de oposición. Simplemente, la información (que había sido colocada en la parte superior del mencionado sitio de Internet a las 18:34 horas, según su registro oficial) fue desmontada poco antes de las 19:30.
La falsa nota fúnebre se inscribe, sin embargo, en la espiral de violencia política verbal (aunque ya con incidentes físicos, no desdeñables por pequeños) que oportunamente se ha desatado al mismo tiempo que el movimiento de resistencia pacífica ha anunciado su decisión de llevar a terrenos extremos su oposición a la venta calderonista del petróleo mexicano. Ese movimiento llevaba hasta este domingo un historial de impresionante limpieza (con una excepción indicativa de los riesgos reales de la infiltración y la provocación, en el incidente de las campanas de Catedral), pues, a pesar del vivo enojo de muchísimos ciudadanos concurrentes a plantones, marchas y manifestaciones, no se había roto un solo vidrio, como con legítima satisfacción lo remarcaba el dirigente López Obrador. Sin embargo, este domingo anunciatorio de cercos y bloqueos aparecieron con furia desconocida ciertos manifestantes que primero provocaron rechazo sonoro al coordinador de los diputados perredistas y luego ofensas, agresiones menores y persecución del coordinador de los senadores perredistas.
El resultado político neto es lesivo al movimiento encabezado por Andrés Manuel: la importancia del acto fue informativamente desplazada por los incidentes violentos (como sucedió cuando las campanadas norbertinas), los coordinadores legislativos necesarios para “huelgas” y acciones en defensa del petróleo tienen argumentos para ser reticentes y omisos, la corriente estructuralmente dominante en el PRD tiene material para tachar de acelerados y violentos a quienes políticamente les califican de colaboracionistas y traidores, y el fantasma de la violencia política es adecuadamente usado en medios oficialistas para asustar preventivamente a la población respecto a firmes acciones cívicas venideras.
Como en las novelas policiacas, es posible plantearse hipótesis a partir de dilucidar si el “crimen” beneficia a alguien. En este caso, todo lo que enrarezca, confunda y atemorice ayuda a la causa MouCal y a su vertiente Chucha. Por lo pronto, el segmento del PRD propicio a los entendimientos no confesos con el calderonismo pretende aprovechar los raros incidentes del domingo para acotar el discurso de López Obrador y para frenar las acusaciones de traición que se multiplican contra esa “izquierda moderna y dialogante”. Es necesario, sí, poner un alto oportuno a los desbordamientos violentos (genuinos o inducidos, naturales o provocados), pero ello no significa que se cancelen el debate y la confrontación de posiciones porque supuestamente con ello se generan los roces físicos y los incidentes violentos.
Por lo pronto, el “huevo de la serpiente”, del que Jesús Ortega suele hablar con expiatoria insistencia, dejó por primera vez en medios masivos la constancia de que en ciertos momentos críticos (ayer, los electorales; hoy, la defensa del petróleo) hay quienes juegan o fabulan con la posibilidad de deshacerse físicamente de un opositor terco y, hasta ahora, políticamente no destruido. No ha de magnificarse lo que muy probablemente fue un equívoco individual (un tirador escritural solitario) combinado con un descuido en la inmediatez de lo cibernético. Pero tampoco ha de dejarse sin constancia el hecho y tampoco ha de eludirse el contexto en que se produce, justamente cuando más conviene a la administración calderonista reactivar la satanización al movimiento encabezado por López Obrador y cuando quienes se sienten inminentes beneficiarios del gran negocio de los energéticos privatizados, tratarán de desactivar o amedrentar a la base social que podría oponerse a esos planes.
Y, mientras un fotógrafo veracruzano ha sido secuestrado, golpeado y amenazado por policías federales a quienes enoja el trabajo periodístico relacionado con sus abusos, ¡hasta mañana, con Bob Dylan entre boxeadores y en el Centro Histórico!
Ahora, veamos cual es la nota de ocho columnas del Milenio Diario (de la federación):
Jesús Ortega: no a bloqueos de AMLO
¿Entonces, quién se coordina con quien? ¿No que Los Chuchos iban con todo a defender los bienes nacionales? ¿O es una casualidad que en la nota falsa del Milenio el personaje central haya sido Guadalupe Acosta Naranjo, uno de los alfiles de los Chuchos?No es casualidad. Por lo menos, en las evidencias discursivas, el gobierno, los Chuchos y los voceros de la República de la Televisión actúan al unísono, y bajo el mismo concepto: la monárquica tiranía del miedo.
Contra(comunicado):
Vistas a la página totales
Huracán: La política secreta neoliberal
Huracán: "Ayotzinapa. El motivo"
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