martes, septiembre 23, 2014

Al fin dijo una verdad el zorro

"El Ejército no está para respetar los derechos humanos".
Vicente Fox, expresidente de la Coca Cola y de la República de los Estados Unidos Mexicanos, en entrevista con El País.

Los retenes de Tijuana

Desde hace años, —con el inicio de la militarización calderonista— se mencionó desde muchos sectores críticos a la usurpación que privilegiar "la seguridad" como tema primordial de Estado llevaría, tarde o temprano, a un régimen policiaco. Pero el chiste de la estrategia transsexenal de supraseguridad es aparentar que "esa" no es la estrategia. Que las medidas de control y presión social son para beneficio de la población. Que los retenes que brotan en distintas latitudes son para cuidarnos de los malos, de los 'otros' malandros despiadados. 

Así describe el semanario ZETA la versión oficial de la estrategia de ¿seguridad?: 

"A la fecha, los operativos se han realizado en el fraccionamiento Los Pinos, y en las delegaciones Sánchez Taboada, la Presa y Presa Este y “continuarán por el momento en la zona Este”, informó Alejandro Lares Valladares. 

La Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana, también indicó que en corto plazo, “…serán permanentes” y explicó que tienen el objetivo de “inhibir la comisión de delitos”. 

Las instrucciones de los oficiales son revisar que los conductores tengan su documentación en orden, y los autos tengan placas para ser identificados en caso de algún percance, además de que no tengan vidrios polarizados que impidan la visibilidad, como ordenan leyes y reglamentos."

La respuesta, un fragmento de la ciudadanía salió a las calles a auditar (con su presencia y cámaras) a los funcionarios (no)públicos:

La historia en el futuro, como si de un grupo de norteño clásico se tratara, podría llamarse "Los retenes de Tijuana".

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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