miércoles, octubre 14, 2015

La crítica MORENA

Sergio Humberto Brown Figueredo

Al parecer, muchos de los militantes y dirigentes del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) no han advertido o discutido, las complicaciones ético-políticas del pasar de movimiento a partido. El movimiento presiona al poder, es la resistencia, y el partido tiene como fin la toma del poder. Y se obtiene mediante elecciones. Para participar en ese concurso se necesitan candidatos y dirigentes, entonces, de la presión al poder en las calles, característica de un "movimiento", pasan a la disputa del poder en su propia casa, y esa espiral desgasta, porque alguien gana y otros pierden, ¿y qué tan justas o iguales son esas disputas, en términos de capital simbólico y económico?

La famosa tómbola ciudadanizó las feudalizadas plurinominales, pero no fue bien explicada en la opinión pública: los medios desvirtuaron ese ejercicio de representación ciudadana. MORENA fue el único partido que no seleccionó sus 'pluris' por dedazo, si por la polémica fuerza del destino democrático. Pero no se puede 'tombolizar' la vida interna del partido. En términos de transparencia, los puestos de dirección y candidaturas deberían seleccionarse por exámenes de conocimiento socio-político, económico e histórico como en los centros educativos, y los/las que saquen diez sean las/los primeras de la lista, o líderes del grupo. Dejar atrás "las imágenes", la cultura de los bailesitos y las botargas. Que los dirigentes sean l@s más inteligentes. L@s que mejor proyectan. L@s que mejor accionan. Las elecciones se ganan en la opinión pública, es decir, en los distintos debates que se libran en la interacción social, y se manifiestan en las urnas el día de la jornada electoral.

¿Qué cultura de debate político está desarrollando MORENA? ¿Cuál la formación ideológica de sus militantes? ¿Cómo se explica el 'morenismo' o 'lopezobradorismo'? ¿Cuáles son sus referentes filosóficos e históricos? ¿Qué comparativos y diferencias tienen con otros partidos de izquierda en el planeta tierra? ¿Qué conexiones tejen con los procesos de cambio electoral en América Latina? ¿Por qué limitarse a lo norteamericano? ¿No se recuperó AMLO del espejo derechista que lo comparó con Hugo Chávez? Izquierda es lo opuesto a la derecha, y sus militantes tienen como objetivo develar en el oprimido el mecanismo de su opresión. Hacer ver la raíz y las ramas del capitalismo (lo invisible y lo visible). Dibujar y comunicar el mapa de la hegemonía neoliberal que tiene su caos y orígen en los centros financieros globales y en la (otra) Casa Blanca. Las reformas estructurales no son de Peña Nieto, él las ejecuta a favor de los intereses del gran capital multi-nacional y MORENA parece no querer señalarlo. Está comoda en el nacionalismo.

MORENA no muestra su ayate como partido anticapitalista, su discurso crítico está dirigido a la clase política neoliberal (la mafia de los 30), pero deja intactas las manos y cerebros supranacionales que mueven la cuna del saqueo global. No tiene como bandera mediática la construcción de una alternativa política, económica, social e ideológica antiimperialista o contra-capital desde lo mexicano. Quién está más arriba de lo que está arriba, y cómo opera sobre nosotros, ahí es donde está fallando MORENA, en su definición dentro del debate geopolítico mundial. Seguro en los manuales internos del partido estarán claras esas líneas, pero sin comunicarlas con eficacia a la sociedad, es como si estuvieran en un cajón guardadas y remachadas con tres candados.

No podemos olvidarlo, un fraude, en términos de la psique colectiva (por toda la esperanza que se entierra), es atroz, dos fraudes un trauma generalizado, y en términos psico-políticos no hubo ritual de paso, no hubo desprendimiento de la derrota que nos impuso el capitalismo trans-nacional, y lo que se podía sanar con un debate sobre las prácticas de simulación democrática del gran capital, se intentó superar desde lo espiritual, que no puede suceder sin el exorcismo racional. AMLO es un hombre de fe y le cuesta transitar entre su creencia personal y su responsabilidad como jefe político de un partido que no se define como izquierda cristiana, y para allá pinta. O pintó. Y esa ambigüedad pudiera ser redituable en términos mercado-político-electorales, y mejor, para no caer en contradicciones, —parecieran decir— después lo explicamos.

El discurso de AMLO en los últimos años se acercó al cristianismo radical (la república del amor fue más bíblica que platónica), por ejemplo MORENA alude en lo subliminal a la virgen del Tepeyac, y dice Enrique Dussel que la guadalupana es un símbolo que acompañó las luchas de Independencia y Revolución del México moderno, y se le debe arrebatar a la derecha. Apuesta que arrincona a reformular el dicho porfirista: "tan cerca de la virgensita y tan lejos del Estado laico moderno". Pero señoras y señores, en términos beisboleros, puede ser un jonrón electoral. El pueblo guadalupano que acompañó a Hidalgo y Zapata puede despertar su lado Bronco o Rebelde (para referirme a dos recientes usurpaciones simbólicas de la oligarquía) y manifestarse en masa en las urnas por las siglas que representan a la antigua madre tierra. Madre cerro.

La sociedad mexicana está harta de la política al bravazo, de las promesas hueco-mágicas del 'hágase' puentes, becas y carreteras tanto en la tierra como en el cielo. Los ciudadanos requieren nuevas imágenes o símbolos democráticos o identitarios para afrontar los retos del parto tardío del Siglo XXI, y MORENA tiene que desmodernizarse o transmodernizarse para serlo, y necesitamos saber pronto si ese partido será una cita de Vicente Guerrero —sin acción—, o una organización capaz de tejer las bases para una nueva sociedad participativa, crítica, de izquierda contracapitalista o una propuesta juarista que a contrapelo de la historia, le entrega una medalla al papa.

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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