martes, octubre 13, 2009

El SME y la blitzkrieg

Luis Hernández Navarro

Acosado por el descontento popular en su contra y la sombra de su ilegitimidad de origen, Felipe Calderón comenzó su sexenio con una blitzkrieg y pretende refundarlo con otra. De la ceremonia de toma de posesión al asalto contra el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la militarización de la política y la guerra relámpago se han convertido en los sellos de su política.

La blitzkrieg, o guerra tan rápida como un relámpago, es una doctrina militar de ataque que combina los bombardeos iniciales con el uso de fuerzas móviles desplazadas a gran velocidad y sorpresa para impedir la defensa coherente del enemigo (Wikipedia.org). Se trata de una guerra de penetración rápida y anulación.

Una variante se efectuó el primero de diciembre de 2006. Recordemos. En esa fecha, el cambio de titular del Poder Ejecutivo, el acto más importante en la liturgia laica de la República, se realizó acelerada, torpe y desordenadamente. En pocos minutos Felipe Calderón llegó a un Congreso de la Unión sitiado por el Estado Mayor Presidencial, rindió protesta como presidente de la República, estuvo a punto de que su antecesor le impusiera la banda, tuvo que ser auxiliado por un militar para que ésta se quedara en su lugar, desairó a los cadetes emplazados para rendirle honores, no pudo dar un mensaje a la nación y puso pies en polvorosa.

Otra modalidad de blitzkrieg se echó a caminar para enfrentar a los trabajadores electricistas. Este 10 de octubre, las tropas de la Policía Federal y del Ejército ocuparon preventivamente las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC) antes de que entrara en vigor el decreto de extinción. Horas después, el gobierno federal decretó la desaparición del organismo y anunció la liquidación de sus trabajadores.

No hay en ello novedad. Han transcurrido casi tres años desde que el actual inquilino de Los Pinos asumió el cargo y lo que sobresale de su mandato es su afición por los uniformes castrenses, las fanfarrias y los actos públicos con las fuerzas armadas como telón de fondo. La imagen lo dice todo: el 3 de enero de 2007, en Apatzingán, durante su primera actividad pública de ese año, se retrató con uniforme de campaña, una gorra de campo de cinco estrellas y el escudo nacional.

Una y otra vez Felipe Calderón ha recurrido al uso de la policía y el Ejército para administrar el país. Ha buscado en el combate al crimen organizado la vía de legitimación que las urnas le negaron. La militarización de la política le ha dado las herramientas para gobernar con medidas de excepción. El ataque a los trabajadores electricistas es el último eslabón de esta cadena.

El gobierno federal ha pretendido justificar el asalto al SME responsabilizando al sindicato de la quiebra de la compañía. Las condiciones establecidas en el contrato laboral impedían la operación de la empresa, dijo el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. La acusación es falsa. Los responsables de las deficiencias de la paraestatal fueron sus directivos. Desde el gobierno federal se hizo todo por descapitalizar a LFC. Parte significativa de los subsidios federales transferidos a la empresa se destinó a subvencionar a consumidores industriales y comerciales. Se impidió a la compañía generar su propia electricidad y, simultáneamente, la Comisión Federal Electricidad le cobró en la hora pico una tarifa superior a la de uso industrial.

El decreto presidencial es arbitrario e ilegal. Es un nuevo acto autoritario. El Presidente no tiene facultades para extinguir la empresa. Pasó por encima de derechos exclusivos del Congreso de la Unión. El servicio eléctrico no estaba en riesgo ni había amenaza de huelga. Para desaparecer LFC el gobierno debió seguir un juicio de conflicto colectivo de naturaleza económica, que no se llevó a cabo.

Desapareciendo al SME el gobierno quiere aniquilar una de las fuerzas sociales capaces de aglutinar el descontento social hacia la crisis económica y la política gubernamental. Busca, además, relanzar la figura presidencial en un momento en que sus bonos están a la baja después de la derrota electoral en los últimos comicios y los continuos descalabros en la guerra contra el narcotráfico. Finalmente, quiere dar vía libre en el negocio de las comunicaciones a la iniciativa privada y, al liquidar LFC, acabar con el contrato colectivo y con la autonomía de un sindicato que le estorba para sus propósitos.

El SME desempeñó un papel central en la realización de los siete Diálogos Nacionales efectuados entre noviembre de 2004 y febrero de este año para promover un proyecto de nación alternativo al neoliberalismo, con libertad, justicia y democracia. La iniciativa fue promovida, sobre todo pero no exclusivamente, por un conjunto de fuerzas sindicales que se ubican por afuera o en abierta contradicción con los dirigentes gremiales del Congreso del Trabajo. En ella participan básicamente representantes de fuerzas políticas y gremiales de centro-izquierda ya organizados.

En meses recientes el movimiento popular se muestra reanimado. Damnificados ambientales, opositores a la construcción de grandes presas, indígenas en lucha por su autonomía, defensores del maíz, afectados por las altas tarifas eléctricas, han constituido coaliciones de resistencia a las que podría sumarse el descontento con las víctimas de la crisis y las políticas económicas del gobierno. Los electricistas tienen mucho que aportar en esta convergencia.

Quienes aseguran que con la blitzkrieg del sábado pasado el SME ha sido derrotado no saben lo que dicen. Quienes exclaman tenemos Presidente deberían pensar dos veces el alcance de su júbilo. Las consecuencias de esta aventura pueden ser muy graves para el país. La última palabra en este conflicto no se ha dicho aún.

(link a La Jornada)

El falso llamado

En La República de la Televisión las llamadas del público son reproducciones del discurso del poder. En La República de la Televisión las llamadas del público son el autoengaño programado para hacer creer al televidente que en las frecuencias republicanas televisivas se escuchan todas las voces. La falsedad de las llamadas del público es parte de la simulación de la libertad de expresión. Y es falsedad porque ningún ápice de libertad permite la dictadura. Lo unidireccional no acepta réplica. La táctica de la difamación, el rumor y el sabotaje son el principal objetivo de la manipulación pública del guionista. Es una orden, voceros, es la hora de intentarlo todo: inventar, exagerar, calumniar, hacerlos polvo con un arsenal de llamadas concertadas. Terrible, en La República de la Televisión, los call centers son el pueblo.

La voz pública

Una pandilla de ladrones gobierna sentada sobre las bayonetas.
Ricardo Monreal, Senador del PT en el mitin de ayer en la Cámara de Diputados.

El canto íntimo de los voceros:

–"¡Pinches conquistas históricas nos las pasamos por los huevos!"–.
Photobucket

Principio:

"El guerrero no agacha la cabeza ante nadie, pero, al mismo tiempo, tampoco permite que nadie agache la cabeza ante él."
Dr. Juan Matus

Contra-comunicado:

"México vive una atmósfera llena de autoritarismo, con dictadores encubiertos, gente enferma de codicia, auténticos opresores."
Andrés Manuel López Obrador, Presidente Legítimo de México.

¿Y recordará para quién trabaja?

"La verdad es que no recuerdo en qué día vivo".
Georgina Kessel, Secretaria de Energía espuria en entrevista con el vocero mayor, Joaquín López Dóriga.

Comunicado de La Presidencia:

Ante al cerrazón de los medios de La República de la Televisión en relación al caso de compañía de Luz y Fuerza del Centro, y ya que la mayoría de los conductores de las estaciones de radio y de los canales de televisión están entregados por entero a la mentira y a la manipulación, Andrés Manuel López Obrador, Presidente Legítimo de México creará una cuenta en el portal Twitter para informar a la opinión pública sobre los temas de interés nacional.

Los números de Santoyo

–Santoyo, cuántos asistentes calculas en la manifestación de la APPO en la entrada de las instalaciones de La Suprema Corte de Justicia.
–No son más de treinta pobres violentos de Oaxaca.



Foto El Universal

La ofensiva patronal

Con ustedes, Los voceros de La República de la Televisión:

"La compañía de Luz y Fuerza del Centro ha muerto. Cayó fulminada por el rayo de un decreto presidencial. De manera simultánea, el SME quedó chamuscado, sin luz ni fuerza. Fue una jugada impecable: cercenar un costoso apéndice insostenible, desde tiempos de López Portillo; ahorcar a un sindicato de vivales que optó por la ruta de colisión; y cerrar la llave de recursos para la causa lopezobradorista."
José "pepe" Cárdenas en El Universal.

"Un comentario: la población le da la espalda al SME."
Ciro Gómez Leyva el vocero genético de La República de la Televisión.

"La liquidación de Luz y Fuerza no es un atentado contra la soberanía y el bienestar de la clase trabajadora mexicana. Es un golpe en la mesa, un “hasta aquí” a viejos vicios. Ya era hora."
León Krauze en Milenio Diario.

“El contrato colectivo de trabajo de Luz y Fuerza del Centro es por mucho el contrato más oneroso de cualquier empresa en el país, empresa pública o privada, las condiciones laborales de ese contrato son insostenibles y son causa de la debacle financiera"
César Nava, administrador de contratos con PEMEX y líder nacional panista.

Helio Flores: pudo ser

Si lo pregunta el Golem, lo dice La República

–¿Entre los escenarios está cárcel al exlíder del SME, Martín Esparza?–.
Pregunta de Carlos Loret de Mola al Secretario de Gobernación (sic), Fernando Gómez Mont.
Apretando

La batalla por la luz y la fuerza

El Gobierno Usurpador y el guionista no midieron las consecuencias profundas de la liquidación de Luz y Fuerza del Centro y el Sindicato Mexicano de los Electricistas. Andrés Manuel López Obrador ayer dijo: "el que está detrás del golpe es Carlos Salinas de Gortari". Y en términos de opinión pública el trofeo de la impopularidad lo tiene en su biblioteca el expresidente. Por más que los voceros digan que los del SME son como los "Panchos vivas" o como los "Pantera" (al estilo del Reforma) el factor Salinas "gana todo". Por algo tiene ese trofeo en la biblioteca. En las próximas horas se repetirá el fenómeno "Iztapalapa". Más de cuarenta mil obreros, sus familias, las familias de sus familias, los vecinos, los amigos de los vecinos se están enterando que los culpable de su situación crítica se llaman Carlos Salinas de Gortari y José Córdoba Montoya.

No es un secreto que los neoliberales salvajes detestan a los sindicatos, para el neoliberalismo, las prestaciones y la antigüedad en el trabajo son un mal a compensar con contratos temporales y sin servicios sociales (ya está semiprivatizada la asistencia médica de miles de trabajadores). El proyecto del saqueo fue dejando en la quiebra a PEMEX y a la industria eléctrica para que los usuarios apoyaran la privatización con el espejismo de obtener "mejores servicios" de la industria privada mexicana y extranjera. También, el proyecto neoliberal corrompió a los sindicatos hasta degradarlos y para anular su significado histórico creó figuras surrealistas como Carlos Romero Deschamps y Elba Esther Gordillo. Los dos, visitantes frecuentes de Los Pinos.

Si el SME es un sindicato corrupto que muestren las pruebas como las que mostró Martín Esparza sobre los "no pagos de luz" de las dependencias federales y los empresarios favoritos del gobierno: “Los trabajadores del SME –por eso están enojados los empresarios– estamos revisando uno por uno los servicios de cuentas especiales y, ¿qué creen lo que encontramos? La Torre Mayor de Reforma, directa; varios hoteles de la Zona Rosa y de Polanco, directos; el periódico Reforma, directo; unomásuno, directo. La propia Presidencia de la República no paga luz; todas las dependencias federales no pagan la luz, tienen tomas clandestinas. Las repetidoras de Telmex tienen mediciones de ellos, tomas clandestinas, equipos de medición manipulados por ellos mismos, por los administradores de Luz y Fuerza, no por los trabajadores”. En términos periodísticos, es delicado que un diario como Reforma no pague la luz. El dato se vuelve codependiente a sus permanentes campañas de desprestigio en contra de la izquierda.

La República de la Televisión lo anunció desde hace semanas: "El Gobierno Federal (sic) irá por todo". Y así lo demuestra su estrategia. Los voceros desataron su predecible guerra sucia contra el SME, publicaron encuestas a modo para "generar" opinión pública favorable al calderonismo, y hacerle creer al televidente que el "acto del presidente" es legal y no una venganza ideológica. La vocería republicana sabe que si pierde esta batalla por la opinión pública será difícil recuperarse. Han perdido todas. Si no fuera esto una dictadura simulada los opinadores ya estuvieran derrotados en el debate público. Para eso le sirve a La República de la Televisión la "falsa izquierda chuchista", para cubrir los espacios que debe ocupar la izquierda crítica y así mantener el dominio hegemónico de la palabra. Una dictadura no tiene derecho de réplica.

La batalla por la luz y la fuerza es un asalto más de la clase político empresarial golpista que quiere acabar con el patrimonio del pueblo de México –pronto intentarán privatizar el aire–. Un asalto más entre los cien de arriba y los millones de abajo. Y ojo, en el centro es una lucha por la fibra óptica y el tiempo futuro. Ayer Martín Esparza en el mitin lo dijo: esa fibra óptica sería utilizada para dotar de servicios triple play a las familias de bajos recursos y para dotar a las escuelas de internet gratis, también dijo, si el sindicato triunfa, los más pobres no pagarán la luz. Es el neoliberalismo contra la izquierda mexicana. Es La República de la Televisión contra la libertad de información.

Es la hora de empezar el debate público. ¿Qué sindicalismo necesita México?, ¿Uno como el del SME o como el del SNTE o como ninguno de los dos? Y la pregunta que millones de mexicanos se están haciendo en este momento, ¿y si es la hora de terminar con el sindicalismo corrupto que le "cuesta tanto al país", no deberían ser Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps los primeros en pasar a pagar la cuenta?

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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