Hoy en Reporte Índigo, la periodista Anabel Hernández denuncia la instalación en Los Pinos de un sistema de "monitorieo de audio e imagen" similar al Big Brother Orwelliano: graban todo lo que se mueve y escucha, interceptan comunicaciones, --y por supuesto--, violan la secrecía de visitantes, trabajadores y habitantes de las cabañas y salones que Calderón y su equipo tomaron por asalto. ¿Y ese material quién lo clasifica, utiliza o almacena? ¿Con qué fines?¿Bajo que criterios? Lo que están registrando es su miedo, su paranoia. Al no contar con "la autorización de un juez", éste atentado a la libertad es un delito. Pero como lo han venido demostrando, a las marionetas de la República no les importa "violar la ley", no les importa vestir a sus hijos de militares, no les importa "vigilar y castigar" para mantener la simulación y el poder.
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