miércoles, marzo 31, 2010

¿Puede un papa renunciar?

La dicta(dura) del miedo

La información verdadera sobre la 'guerra contra el narco' ha sido poca e insuficiente. El papel de la propaganda se cumplió: fabricar una "realidad", y repetirla mil veces para convertirla en verdad. Una historia del poder unidireccional. El orígen espurio del hombre que se ostenta como Presidente de México es la macroduda: si la voltereta electoral del 0.56 fue un guión escrito por las mentes Holly(wood) del régimen hertziano, en realidad, ¿de qué se tratará la película de horror que estamos viviendo?

¿Y Josmar?

¿Y los balseros milagrosos de Norberto Rivera?

¿Y el balazo en el cerebro al "Salvador" y su milagrosa recuperación?

¡Por favor!, respeto al sentido común señores voceros.

¿A quién le conviene que el país esté en sus casas sufriendo sobredosis mortales de miedo?

A La República de la Televisión. El miedo es la principal arma de la dominación hertziana, el miedo paraliza, trauma y deja huellas profundas en la mente. Matar a Colosio en 1994 no fue matar a un hombre, fue matar la futura actividad política de millones de mujeres y hombres. "Ayyy la culebraaaa", sonaba la música antes del disparo que fue la 'primera piedra' del futuro Imperio. Con el caso Colosio inició la última etapa de la dicta(dura) del shock. Un trauma televisivo que se imprimió en el lado oscuro de la mente: una bala entró cientos de veces a millones de cerebros y dejó una programación generacional: política=muerte.

La programación del Imperio hertziano evolucionó con el tiempo. Se hizo más cruel: cuerpos mutilados, cabezas degolladas y asesinatos infantiles como reiteración fueron las formas (in)visibles de torturar al pueblo. Es la guerra psicológica de alto impacto. Sus mensajes tele(visivos) lo comprueban: la piedad hertziana no existe. Através de la luz hipnótica del monitor, el tele(vidente) se traslada a la escena del crimen. Su cuerpo está "ahí" pero su mente y emociones están en el 'lugar de los hechos'. Entre las ráfagas de balas, con sangre en los pies y una bala incrustada en el cerebro. Es la ventajosa conquista del inconsciente lo que la tele(dictadura) persigue.

Un ciudadano hipnotizado por el miedo y las masacres 'en vivo' no participará en la vida política de México. No le abrirá la puerta ni a sus vecinos: "Si participo en política, me matan" dice el inconsciente programado y el ciudadano, sin saberlo, se paraliza. La baja participación ciudadana en la vida pública (no solo el campo electoral, la vida social en su conjunto) es el terreno ideal para que la oligarquía se mantenga en el poder por "los siglos de los siglos" con múltiples fraudes, genocidios encubiertos y el control de lo que emite y programa La República de la Televisión.

Es urgente pensar colectivamente las vías de la (re)construcción de una cultura en ruinas como la mexicana, decaída moralmente por las muertes y las matanzas contínuas. Tenemos que aceptarlo para salvarnos, a la oligarquía y a sus partidos políticos no le importan los mexicanos, le importan dos cosas: sus negocios y el dominio de todos los hombres por unos cuantos hombres. La vía de la liberación a la tele(dictadura) está en nosotros mismos: es la hora de hacer gemelos preciosos a nuestros lados consciente e inconsciente de la mente. Detener la 'programación' de conquista. De la crisis emergerá el nuevo siglo: la transformación final de México se aproxima.

El papado de la mentira

"Jesús nos conduce hacia lo que es grande, puro. Nos lleva hacia el aire salubre de las alturas, nos da la valentía que no nos deja amedrentarnos ante las murmuraciones de las opiniones dominantes y la paciencia que soporta y sostiene al otro."
Joseph Ratzinger, Benedicto XVI.

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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