Y sigue siendo aquel...

Entrenamiento público de un nanoperidista extranjero que hoy lidera la telenovela noticiosa nocturna de La República de la Televisión:



Después de éstas presentaciones en plazas públicas europeas, el niño Joaquín participó en una obra infantil que lo dejaría marcado para siempre: Pinocho. Después de sus primeros pasos en la madre Europa, haría la América y con los años y las mentiras, conquistaría la sumisa farándula nacional: es el titular inamovible del simulacro noticioso nocturno, es el "príncipe rosa" de La República de la Televisión.

Principio:

La República de la Televisión es "totalmente simulacro".

El coro de los nanos

El nanoperiodismo tiene como costumbre arrodillarse ante el poder. Su tarea diaria es levantar la voz para defender al gobernante en turno; ha olvidado su función de "medio" y es lado perpetuo. El nanoperiodismo pretende meter a la hoguera a todo aquel mexicano que no esté de acuerdo con la ficción noticiosa. El nanoperiodista es un hombre forjado en el arte de los muñecos de ventrílocuo: siempre habla alguien más en su nombre.

Los nanocolaboradores

Aparte de su esposa, ¿existe alguien que le crea una palabra a Héctor Aguilar Camín?

"fingir absolutamente"

Albert Camus decía que "el arte del actor es fingir absolutamente"; el nanoperiodista en sus columnas, en sus crónicas y en cada una de las palabras "finge absolutamente". El nanoperiodista tiene por oficio la ficción, la (re)presentación de la realidad.

Naranjo