"Las recientes noticias de una base políti-co/militar/policiaca conjunta México-EU en nuestro territorio está causando serias alarmas, aunque no tan firmes y exigentes de aclaración como se debiera. Sobre todas las cosas el hecho resulta en una gravísima responsabilidad de la única persona con capacidad para autorizarlo, así sea esta ilegal –el presidente Felipe Calderón– y hay que recalcarlo, porque ante la historia y ante la ley él debería ser inculpado. No se descarta la responsabilidad del mismo cargo a quienes asumieron participar en calidad de cómplices o de encubridores.
Es de esperarse alguna explicación de boca de Calderón que –sin importar el escenario ni la pertinencia– hace gala de las cruzadas ganadas al crimen cada día. Si López de Santa Anna entregó 2 millones de kilómetros cuadrados de territorio vacío, Calderón está entregando otros dos millones, pero con 110 millones de habitantes y su patrimonio humano, moral y material.
Lo que está pasando en el antiguo criadero de caballos militares en Santa Gertrudis, Chihua-hua, enorme predio de 300 mil hectáreas, es inverosímil. Extranjeros empleando instalaciones existentes e improvisando otras, están dando algo más que asesoría a los mexicanos, según el propio presidente Barack Obama, quien ha tenido que salir a la liza. Le recordaríamos a él, sin arrogancia ninguna, a Calderón y a todo el que no esté informado, que así empezó Vietnam y terminó con una guerra de casi 20 años, más de 3 millones de vietnamitas muertos directa o indirectamente por las armas estadunidenses."
Jorge Carrillo Olea en La Jornada.