miércoles, julio 14, 2010

La dignidad ausente

¿Cuantos años trabajaron los voceros para llegar a ser unos verdaderos lacayos del poder?, ¿Cuántos retos oscuros superaron para ser 'eso'?, ¿Nadie les comenta la indignidad que destilan a cuadro?, ¿Y el ridículo loop de meter las manos al fuego por Los incompententes?, ¿Nadie les dice nada sobre su papelón mediático/histórico?, ¿Nadie les dice de frente lo jodido que es ser los rostros, las voces y el escudo de un gobierno (sic) que se está burlando del pueblo?, ¿Sabrá la casta hertziana que una vergüenza comunicativa son?

Un Hal(ar)cón sumiso

"Todo lo que el Presidente (Felipe Calderón) me pida que haga, lo voy a hacer."
Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo y Previsión Social.

La terrible herencia de los Legionarios de Cristo

Canal once, el engaño

Jenaro Villamil

MÉXICO, DF, 13 de julio (apro).- ¿A quién quiere engañar Felipe Calderón cuando afirma que el Canal Once se convertirá en “una televisión pública que promueva el debate democrático de las ideas”, y que su naturaleza es la de “una televisión del Estado mexicano pública, gratuita, abierta y plural”?

El anuncio realizado en transmisión simultánea –ya vimos que a Calderón le encantan los “encadenamientos” de sus mensajes-- se produjo en las instalaciones del antiguo canal educativo del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En esencia, fue la formalización de una mayor cobertura de esta señal para llegar a 42% del territorio nacional, incluyendo capitales como Guadalajara, Jalapa o Morelia. Anunció que “en breve” se incorporarán las ciudades de Mérida, Monterrey, Oaxaca y Durango a la cobertura de Canal Once.

Durante ese evento no hubo sociedad civil sino el conjunto de la burocracia de medios gubernamentales de la administración federal, la misma que con escasos recursos ha tratado de hacer en algunos medios un trabajo digno, a pesar del menosprecio de Los Pinos o el acoso incesante de Max Cortázar para convertir a estas señales en prolongaciones de la propaganda calderonista. Ni siquiera estos funcionarios creen que se trata realmente de una “tercera cadena pública”.

Se trata de una señal para la propaganda calderonista. Se busca el control político nuevamente de los medios permisionados para uniformar sus contenidos informativos, excluir a voces críticas y copiar los formatos de la televisión comercial para transformarlos en una especie de divertimentos burocratizados por la alta ineficacia telegénica de quienes administran Canal Once.

Basta ver lo que ha sucedido con la barra de programación de Canal Once durante este sexenio. Hubo varios intentos para desaparecer programas “incómodos” como el debate de los hombres de negro o el programa “Aquí nos tocó vivir” de Cristina Pacheco, que no coinciden con la idea de infoentretenimiento de su director Fernando Sariñana.

Luego se pirateó la idea de “Discutamos México” que inició el Canal 22 para volverlo una proyección de las fantasías calderonistas durante el Bicentenario y el Centenario. También se modificó el formato de los noticieros para que las notas principales sean las declaraciones de los miembros del gabinete, incluyendo a la primera dama Margarita Zavala, como si se tratara de una pasarela de funcionarios de una televisión soviética: sin imaginación, sin contraste crítico, sin hechos que informar.

Además, se incorporaron programas con los nuevos géneros híbridos de la televisión (realitys, concursos, talk shows, docudramas), pero sin una propuesta realmente alternativa para las audiencias. Se clausuró, sin explicación alguna, la figura del ombudsman de las audiencias de Canal Once porque al director cinematográfico que dirige esta señal le pareció aburrido atender los derechos de las audiencias.

Incluso se eliminó todo punto de vista crítico hacia el modelo de la televisión guiada por el rating y Canal Once no volvió a promover ningún debate profundo sobre la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión.

En fin, Canal Once se volvió una televisora dócil, cómoda no sólo para el gobierno federal sino para Televisa y TV Azteca.

Y Sariñana fue de los primeros en firmar ese fraude telegénico llamado “Iniciativa México”, como si se tratara de un proyecto del propio IPN.

Nunca fue un canal plenamente autónomo ni mucho menos un medio de la sociedad civil, pero durante décadas Canal Once fue cuidado por sus productores y algunos directores para que mantuviera una identidad propia, más allá de los vaivenes sexenales. Algunos lo lograron, otros no tanto. Pero con el calderonismo se retornó a las peores prácticas de una televisión del régimen priista, como si nada hubiera cambiado.

Incluso, hubo una operación burocrática altamente cuestionable. La creación por decreto del Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA) implicó sacar de la esfera educativa (la SEP) la dirección de los medios oficiales para que retornara a la Secretaría de Gobernación, como si se tratara de un asunto de control político y no de proyecto cultural.

Miente Calderón cuando afirma que “la televisión pública mexicana seguirá siendo el emblema de la televisión educativa, cultural e informativa. Fortalecerá los valores que enriquecen y nutren nuestra mexicanidad”.

Miente porque el mismo anuncio es un ejemplo de que se trata de instrumentalizar el Canal Once para volverlo la “señal presidencial”. Lo público se confunde con lo gubernamental y la televisión educativa se transforma en una televisión de propaganda.

¿Por qué no estuvieron los anteriores directores de Canal Once? ¿Por qué se han excluido las experiencias previas de una señal que ha aportado mucho a la cultura televisiva mexicana?

Esta es la principal muestra de que se trata de un modelo excluyente, autorreferencial y, a fin de cuentas, sin el menor interés en el servicio público.

Link a Proceso.

Monerohernández

Pantalla chica

El Estado es Dios

"–¿Qué implicaría su relevo?

–La responsabilidad se la da la Constitución al Presidente y él es un hombre profundamente responsable con México.

–¿Usted se siente a gusto? –se le insistió.

–Yo soy un hombre muy feliz y estoy muy tranquilo.

–¿Cree usted que el Presidente lo mantendrá hasta el final del sexenio?

–Yo creo en Dios y punto."

Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación (sic) en La Jornada.

Helioflores: Vacaciones


El Universal.

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

Vistas a la página totales

Huracán: La política secreta neoliberal

Huracán: "Ayotzinapa. El motivo"

Powered By Blogger

Archivo del Blog