"No existe amargura peor que la de un hombre convertido en el más encarnizado enemigo de sí mismo"Carl Gustav Jung
Una sociedad
machista como la mexicana, por estructura psíquica, será sumisa ante la autoridad y los abusos de los hombres y mujeres que administran las estructuras del Estado –el
big father autoritario–. La infantilización de la sociedad no es ingenua como supone la vestimenta y la voz fingida de
Chabelo –el niño eterno–, o el llanto infinito del
Chavo del 8 ante los conflictos surgidos en tartamudo vecindario. Son los símbolos perfectos de la sumisión del niño a los designios de la voz omnisciente del Estado (la dicta-dura). La sociedad infantil, ante la mirada omnisciente y el autoritarismo del
big father, preferirá tirarse al suelo, llorar en silencio y aceptar la injusticia tele-dictada que levantar la voz y exigir sus derechos. La sociedad infantil siempre será esclavo y buscará eternamente un amo, un policía o un televisor que lo guíe o lo someta. Es una emergencia cometer el infanticidio social.
La transformación política de México pasa por la transformación cultural y psicológica de segmentos
clave de la sociedad que, a través de múltiples actos de
resistencia y contra-información, minan la credibilidad y el poder del
big father (el orden pre-establecido). Un sistema autoritario como el que opera en México se fundamenta en el "miedo" colectivo (inconsciente) de la sociedad infante a la figura patriarcal que la modernidad simbolizó en
El Estado. Por eso las mentes coercitivas y coercionadas rechazan las protestas en contra de la injusticia, la inequidad, y el autoritarismo: prefieren el orden y el respeto irrestricto a su padre que la (re)volución (el establecimiento de un nuevo orden).
La República de la Televisión –la tele-dictadura– es el orgullo del nepotismo del
big father.
Es hora de superlo.