jueves, agosto 06, 2009

El límite

La simulación democrática tiene un límite: el magnicidio político. Después del límite existe el caos del poder ilimitado, o la sin razón de un proyecto corrupto: matar a un hombre por el hambre de poder o ambición, es matar a un hombre. La reaparición de Carlos Salinas de Gortari en Oaxaca fue un síntoma de la enfermedad terminal de la clase política del PRI y del PAN. El paseo público del político más destructivo de la historia contemporánea de México confirmó lo que la mayoría de las voces críticas ha dicho: Carlos Salinas de Gortari es el verdadero jefe de la mafia política que tiene sumido al país en la desventura neoliberal. El festín autoritario que sostuvo el "innombrable" con Ulises Ruiz, chacal y Gobernador de Oaxaca (sic) ya tuvo resultados:

"Un grupo de nueve presidentes municipales de la Mixteca advirtió a Andrés Manuel López Obrador que no recorriera esa región. Manifestamos enérgicamente no hacernos responsables de que algo suceda a esta persona (sic), señalan en carta dirigida a quien corresponda y fechada en San Miguel Achiutla, Tlaxiaco, el pasado 31 de julio."

(nota)

El big father

"No existe amargura peor que la de un hombre convertido en el más encarnizado enemigo de sí mismo"
Carl Gustav Jung

Una sociedad machista como la mexicana, por estructura psíquica, será sumisa ante la autoridad y los abusos de los hombres y mujeres que administran las estructuras del Estado –el big father autoritario–. La infantilización de la sociedad no es ingenua como supone la vestimenta y la voz fingida de Chabelo –el niño eterno–, o el llanto infinito del Chavo del 8 ante los conflictos surgidos en tartamudo vecindario. Son los símbolos perfectos de la sumisión del niño a los designios de la voz omnisciente del Estado (la dicta-dura). La sociedad infantil, ante la mirada omnisciente y el autoritarismo del big father, preferirá tirarse al suelo, llorar en silencio y aceptar la injusticia tele-dictada que levantar la voz y exigir sus derechos. La sociedad infantil siempre será esclavo y buscará eternamente un amo, un policía o un televisor que lo guíe o lo someta. Es una emergencia cometer el infanticidio social.

La transformación política de México pasa por la transformación cultural y psicológica de segmentos clave de la sociedad que, a través de múltiples actos de resistencia y contra-información, minan la credibilidad y el poder del big father (el orden pre-establecido). Un sistema autoritario como el que opera en México se fundamenta en el "miedo" colectivo (inconsciente) de la sociedad infante a la figura patriarcal que la modernidad simbolizó en El Estado. Por eso las mentes coercitivas y coercionadas rechazan las protestas en contra de la injusticia, la inequidad, y el autoritarismo: prefieren el orden y el respeto irrestricto a su padre que la (re)volución (el establecimiento de un nuevo orden).

La República de la Televisión –la tele-dictadura– es el orgullo del nepotismo del big father.

Es hora de superlo.

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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