jueves, marzo 08, 2007
La memoria del magnicidio
Salinas, con el "poder en la mano", decidió que era muy temprano para dejar el poder. Había mucha ropa sucia que seguir lavando en casa, en familia y entre amigos. Colosio fue asesinado en Lomas Taurinas, pero el gatillo,--dicen-- se disparó en Los Pinos.
Lomas Taurinas.
08 de marzo de 2007
Salvador García Soto
Herencia de los cien días que marcaron la caída final de Napoleón Bonaparte, la costumbre de aprovechar la primera centena como lapso para evaluar el arranque de un gobier- no, es práctica común en la política mundial. Los pri- meros cien días de la Presidencia de Felipe Calderón se cumplen este sábado. No hay logros concretos en la solución de los grandes problemas nacionales, pero sí una efectiva estrategia político-mediática que genera, en un sector importante de la población, una percep- ción favorable a la administración calderonista, consignada en las encuestas. Si se hace una rápida evaluación de lo hecho por Calderón en este lapso, en la parte positiva se verán muchos anuncios espectaculares —algunos aún no aterrizados— en temas sensibles: programas de becas escolares, empleo juvenil, cobertura universal de salud para recién nacidos y hasta incentivos al empleo de ancianos. En lo político se encuentra uno de los mayores activos del gobierno calderonista. A diferencia de su antecesor, Calderón ha demostrado estos cien días tener una visión política y de Estado de la que carecía Fox. El trabajo de los operadores del régimen se ha hecho sentir en la relación con el Congreso y con los partidos opositores, marcadamente con el PRI.
Lo negativo tiene que ver con el pésimo manejo que tuvo el gabinete económico —con Eduardo Sojo a la cabeza— en el tema del incremento al precio de la tortilla; una crisis que, aunque han logrado atenuar, exhibió en un primer momento la insensibilidad social que acusan los gobiernos del PAN. Pero de todo lo que ha hecho en esta centena, la imagen que prevalece es la de un Presidente recargado en el Ejército y que hizo de los militares su principal apoyo para transitar en el complicado arranque del sexenio.
Calderón con generales del Ejército; Calderón vistiendo el uniforme militar; Calderón encabezando a la milicia metida al combate a la inseguridad y al narcotráfico. Es tal su cercanía y su necesidad de verse flanqueado por los militares, que Felipe Calderón olvidó en estos cien días lo que pensaba hace 10 años, cuando era presidente del PAN, sobre el Ejército y su involucramiento en tareas de seguridad pública.
El 20 de febrero de 1997, en un discurso que pronunció en Santiago de Chile durante una reunión de la Organización de Partidos Democratacristianos de América (ODCA), Calderón fue lapidario en su crítica al gobierno de Ernesto Zedillo por utilizar a los militares en labores se seguridad: “Al Ejército lo están sacando de los cuarteles, primero por razones externas, como es el caso de la guerrilla, y ante la situación de debilidad del gobierno, de falta de conducción y de rumbo. Están surgiendo tentaciones autoritarias que, indudablemente, hay que combatir”.
Ese discurso duro contra el uso político de las fuerzas armadas, lo repetiría después Felipe Calderón en el país. El 19 de abril del 97, en Acapulco, Guerrero, en los días posteriores a la aparición del EPR, el dirigente del PAN volvía a la carga: “Se ha abusado en el país de la institución militar. Porque puede justificarse la presencia militar, particularmente habiendo una irrupción armada, pero esa presencia debe ser transitoria… El mayor exceso es que se ha comprometido la presencia de las fuerzas armadas en funciones que corresponden a la autoridad civil”, decía entonces Calderón.
Una vez más, el 31 de julio del 97, el aguerrido líder panista retomaba sus críticas: “Que el Ejército cumpla sólo las labores que la Constitución le asigna”, declaraba en Morelia, Michoacán. “Es una situación sumamente riesgosa, a la que hay que hacerle frente mediante la modernización de los cuerpos policíacos y la renovación de los mandos políticos”.
Difícil de creer y más de entender que sea el mismo político que hoy aparece rodeado de militares. Una década y cien días después, una frase de Felipe Calderón de aquel discurso crítico del 97, puede ayudar a explicar un cambio tan radical de posiciones: “Al Ejército lo están sacando de los cuarteles (…) ante la situación de debilidad del gobierno”.
Sustituya "delincuencia", por "Los Bribiesca".
FE-CAL
Los 100 días.
Es la semiótica
Sin duda, "Los demonios andan sueltos".
La fichita de Forbes.
Pelelito paga.
Cada mes eroga 214 mil pesos para colaboradores del ex presidente
José Luis Ruiz
El Universal
Jueves 08 de marzo de 2007
Cada mes el gobierno desembolsa al menos 214 mil pesos por concepto de salarios para estos funcionarios. Este grupo fue asignado a Fox Quesada en el rubro "personal de apoyo administrativo a ex presidentes de la República". Todos ellos están bajo las órdenes del ex mandatario y de acuerdo con información de la Presidencia de la República, fueron ubicados en oficinas dentro de la propiedad de Fox, en la carretera León-Cuerámaro, kilómetro 13, en San Francisco del Rincón, Guanajuato.
Los colaboradores asignados a Fox son: Jorge Cabrera Bohorques y Gregorio Tancitaro López Maciel, con un salario de directores de área de 47 mil 973 pesos; María Magdalena Aguirre Navarro, Tania Castillo Bernal, Mónica Adriana Guzmán Flores y Alejandro Olalde López, los cuatro en el rango de subdirectores de área, con un salario mensual de 25 mil 254 pesos, y Alberto Guillermo López Ruiz, como jefe de departamento, con una percepción salarial mensual de 17 mil 46 pesos.
De esta forma, Fox Quesada ocupa recursos públicos aprobados por la Cámara de Diputados para cubrir los gastos de colaboradores que participan en su proyecto personal. Aunque el Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox Quesada, A.C., asegura que se financia con recursos privados, no da información sobre su procedencia y los montos. Según su página electrónica, los "ejes rectores" del centro serán: el liderazgo, la democracia, el combate a la pobreza y la equidad de género. Entre sus objetivos menciona también poner a disposición y al escrutinio público la memoria documental de la administración de Vicente Fox.
Además, "integrar un espacio cultural abierto a todos los ciudadanos, con exposiciones permanentes y temporales, tanto nacionales como internacionales". Entre otros ex presidentes que tienen asignados un equipo de empleados, la Presidencia de la República menciona a Ernesto Zedillo, con dos servidores públicos; Carlos Salinas de Gortari, con 12, y Miguel de la Madrid Hurtado, con nueve. Luis Echeverría Álvarez no tiene personal asignado en niveles de puesto de mandos medios o superiores. En cada caso se incluyen nombres, domicilios, cargos y datos generales de los servidores públicos.
Contra(comunicado):
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Huracán: La política secreta neoliberal
Huracán: "Ayotzinapa. El motivo"
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