Grises por haber pactado con el salinismo la destrucción de la izquierda dentro de la izquierda, ahora 'Los Chuchos' (Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Jesús Zambrano) salen con que el PRD irá en alianzas electorales con el PAN en el 2010, a cambio de reconocer a Felipe Calderón como lo que nunca será: Presidente de México. La noticia no es totalmente nueva. Esa alianza se dio en el 2006. Para nadie es un secreto: sin los 'Chuchos', Felipe Calderón fuera un simple recuerdo del fracaso.
No pasaron ni tres segundos del anuncio chuchista y Gabino Cué, precandidato del PRD, PT y Convergencia a la gubernatura de Oaxaca, saltó a la cancha mediática y declaró: “el presidente de la República es Felipe Calderón”. La ambición y la simulación por encima de los principios.La paradoja negativa: Gabino Cué recorrió con Andrés Manuel López Obrador los municipios de usos y costumbres de Oaxaca. Andrés Manuel fue anunciando por los rincones olvidados de la Patria la candidatura de un hombre que, ahora resulta, se aliará a la derecha.
¿Qué van a decir los ciudadanos de los municipios recorridos por Andrés Manuel López Obrador al ver a Gabino Cué en las boletas electorales como candidato panista? Lo que el Imperio de Gortari quiere: que todos los políticos son traicioneros, peseteros, sin principios y sin ideología.
Da pena el doble cara de Gabino.
Manuel Camacho Solis, coordinador de DIA (Diálogo por la Reconstrucción de México) dijo ayer que las alianzas van 'pese a lo que diga' Andrés Manuel López Obrador. El último de los salinistas sufre ceguera política de tercer grado: López Obrador no es un 'hombre solo', representa a dos millones cuatrocientos mil mexicanos agrupados en el Gobierno Legítimo de México que no reconocen al Gobierno Usurpador de Felipe Calderón Hinojosa. Entonces, lo que dijo Manuel Camacho es: las alianzas incongruentes, sin principios ético-políticos van, aunque millones de mexicanos de izquierda estén en contra de las alianzas de la izquierda.
El último de los salinistas está cerrando la pinza ética. Una vez más se impone el pragmatismo sordo y la mercadotecnia electoral por encima del sentido común y la congruencia política e ideológica.
Y qué es ser de 'izquierda'. Así lo define el filósofo Gilles Deleuze: "Ser de izquierda es una cuestión de percepción. Primero es "el mundo", después el continente, el país, mi ciudad y después "yo". La izquierda es el conjunto de los procesos de devenir minoritarios. La mayoría no es nadie y la minoría es todo el mundo, eso es ser de izquierda, saber que la minoría es todo el mundo." Entonces, ¿qué credibilidad puede tener una alianza de partidos de 'izquierda' que se alía con un partido que persigue cancelar los derechos de las minorías? Ninguna.
Los partidos políticos mexicanos son la cueva de mentes perversas y de los hombres más incongruentes del país. Y si ellos son los líderes, ¿cómo está la sociedad? Destruida, sin memoria, sin principios, sin espejo y sin cosmos. La clase política televisiva y sus partidos políticos lo corrompieron todo: lo religioso, lo mediático, lo político y lo social. Por eso, los mensajes de pragmatismo que manda la izquierda colaboracionista no son alentadores. Es la decadencia de lo decaído.
El sistema de partidos políticos al servicio de la oligarquía es ineficaz para administrar los recursos económicos, culturales y humanos de una sociedad tan basta y compleja como la mexicana. El sistema de partidos es la dictadura de los eternos fraudes. El sistema de partidos en México no pretendió nunca consolidar la democracia, buscó el eterno simulacro asimétrico: un grupúsculo de hombres domina y explota al resto de los hombres. Mientras haya 'partidos' no habrá enteridad, no habrá ciudadanía, no habrá colectividad.
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Contra(comunicado):
Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.
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