jueves, septiembre 18, 2008

Todos somos comunicación.

Somos jaguares, "señores de la noche":

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El poder

Michel Foucault

Jesús Martín Barbero

Jóvenes. Consumo Cultural


"Solo los pueblos que navegan sueñan."

Michel Foucault

Patrimonio Mundial
Miguel Ángel Granados Chapa, Medalla Belisario Domínguez 2008.

http://comunicacion.senado.gob.mx/fotos/2008/febrero/200208_9.jpg

"Desde hace más de cuatro décadas, la palabra escrita de Miguel Ángel Granados Chapa contribuye a poner a México frente a su realidad, por dura y dramática que ésta sea. Estricto e informado como pocos, atento sobre todo a la trascendencia de la vida cotidiana, paradoja no exenta de lirismo, ejerce puntualmente su trabajo en el cerco cada vez más estrecho de los enemigos de la libertad de expresión. Crítico, independiente, comprometido con un país que desearía describir en lucha abierta contra la injusticia y la iniquidad, el periodista eminente concita el respeto y aún la admiración de aquellos a quienes enfrenta con su lenguaje de una pieza, fiel reflejo de su personalidad".
Revista Proceso.
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"Nada retiene su propia forma; pero la Naturaleza, la gran renovadora, sigue haciendo formas de las formas. Por eso nada perece en el universo, sino que varía y renueva su forma."
Ovidio. Metamorfosis.

La Jornada

Astillero

Julio Hernández López

1. Un presidente débil, producto de un fraude electoral, manejado por los factores reales de poder e incapaz de cumplir con las operaciones políticas que son básicas para gobernar, cambió (provisionalmente) su suerte a partir de lo sucedido un 11 de septiembre en las Torres Gemelas de Nueva York.

2. El derrumbe de las citadas torres permitió a ese gobernante convocar a los ciudadanos a cerrar filas en función de un patriotismo exacerbado e instalar un paredón cívico para quienes en esas condiciones de extremo peligro pretendieran criticar las políticas oficiales guerreras. En aras de presuntos valores supremos, los medios de comunicación se sometieron a los dictados oficiales, las libertades civiles fueron reducidas y se establecieron leyes que permitieron la vigilancia y espionaje a discreción de particulares considerados “sospechosos” o poco patriotas a ojo de los nuevos poderes plenipotenciarios.

3. Muchos años después, habiendo empeñado declaraciones y “toda la fuerza del Estado” en la búsqueda del supuesto organizador de esos atentados, las muertes y los daños siguen sin castigo real, en medio de dudas crecientes, libros documentados y estudios sesudos que plantean la posibilidad de que, como en otros momentos de la historia de Estados Unidos, se hubieran fabricado escenarios violentos que abrieran paso a las pretensiones de la elite guerrera de declarar guerras o precipitar intervenciones armadas, reactivar su economía y en especial la industria bélica y, con la instalación de un enemigo externo supuestamente muy peligroso, forzar procesos políticos de unificaciones y controles que permitieran a los presidentes en turno cumplir con agendas o compromisos de altísimo nivel económico.

4. En México, hasta ahora, las bandas de narcotraficantes procuraban no afectar a quienes no estuvieran involucrados en un negocio declaradamente peligroso. Lanzar granadas en una fiesta histórica de máxima estima y someter a civiles inocentes a los horrores de una “guerra” significaría un cambio inexplicable en la estrategia de los cárteles que más bien se han esmerado en crear una base social de apoyo e incluso, en el propio Michoacán, han llegado a plantear tesis elementales de depuración social, como lo ha hecho el grupo llamado Gente Nueva, dedicado especialmente a combatir a Zetas en expansión territorial y que en mensajes dejados junto a sus víctimas hablan de luchar “Por un México limpio” y critican los excesos de quienes no respetan una especie de código básico de honor del “buen” criminal. En un proceso acelerado de perversión de valores, los capos y sus bandas son tenidos en ciertas regiones del país y gracias a expresiones culturales de las que destaca la musical, como héroes caracterizados por la valentía, el cumplimiento de la palabra, el reto y combate de las malas autoridades y, en diferentes formatos, una “gallardía” que no lleva a matar inocentes, mucho menos de manera masiva ni en el curso de una celebración compartida.

5. El supuesto giro inexplicable en la estrategia de bandas de narcos ha permitido de inmediato la instalación de formas gubernamentales de violencia declarativa, llenas de adjetivaciones simplistas con las que se busca mostrar enojo sublime, vehemencia penal, silla eléctrica oratoria. Con esas ráfagas retóricas se exterminan las posibilidades analíticas y críticas: todo aquel que no esté decidida, expresa e incondicionalmente con Felipe Calderón, el gobierno federal y sus políticas de “guerra contra el narcotráfico” pasa a ser considerado sin mayor trámite como un traidor a la patria (curioso espejo discursivo en que el acusado de vender y entregar al país devuelve la etiqueta a sus acusadores). De la criminalización de la protesta social a la traicionalización (que la virgen de la lengua perdone tan horrible neologismo) de la disidencia. Como en cualquier dictadura de medio pelo, el detentador del poder determina desde las alturas blindadas quién ha caído en el delito imperdonable de la “traición” a la patria. Para no caer en tan punible condición, el ciudadano común y corriente debe cerrar filas, traducido esto en cerrar la boca, los ojos y los oídos para dejarse llevar por lo que impongan los sustitutos de su conciencia y criterio, el Big Brother vestido de fiestas patrias ensangrentadas.

6. En medio de esas sospechosas Torres Tarascas caídas se acomodan algunos intereses menores pero muy oportunos. Leonel Godoy camina políticamente pasmado, caballerango de las haciendas lazarillas desde tiempo atrás tocadas –dominadas– por los intereses del poder real en Michoacán, heredero del aparato gubernamental para cuidar las espaldas del antecesor ahumado bien arreglado con los dueños de El circo regional. El paisano Felipe, que al instalarse en Los Pinos decía que a Michoacán le iría “bien, muy bien” durante su administración, se asoma al escenario bélico junto con la señora Margarita, entre pequeñas dosis de declaraciones y promesas de justicia. Y el fantasmal secretario de joder nación que atenta contra sí mismo al pedir todo el rigor de la ley contra los enemigos de México, contento como está de haber ido a Dolores Hidalgo a dar El Grito sin que la audiencia se le sublevara al recuerdo del exhorto histórico de don Miguel “a coger gachupines”.

7. Haiga sido como haiga sido lo de Morelia, los hechos favorecen también las políticas estadunidenses de injerencia en los asuntos mexicanos (no sólo los relacionados con el narcotráfico, pero sí con estos como meridense Iniciativa de Troya) y ayudarán al felipismo a conseguir mayor presupuesto para la escalada policiaca y militar que pretende sostener. Y ya con ésta se despide, por hoy, este tecleador que por andar escribiendo sobre la diaria novela negra nacional ha dejado inconclusa su lectura de una historia en la que, para dar con los culpables, bastaba con seguir las pistas de los beneficios... ¡Hasta mañana, mientras, entre el humo de otros escándalos, se desliza la aprobación de los combos radiofónicos que son pago adelantado por favores electorales pasados y venideros!

Festejos

La pregunta de los 64,000

¿"Chino"?, ¿Por qué?

Servicio periodístico a domicilio

Carlos Marín es el periodista más pequeño (y sucio) de la escena política nacional. Si fuera un fantasma lo seguiría a todos lados, leyéndole sin descanso las líneas que escribió en sus libros sobre periodismo y ahora no practica. De teórico de la comunicación escrita pasó a ser "ejemplo" de lo que un periodista no debe ser: un masajista del gobierno en turno, un propagandísta, un cómplice. Señor Marín en la vacuidad de sus chistes está la piedra que siempre, al final del día, caerá sobre usted.

http://www.milenio.com/MediaCenter/Fotos/2008/Febrero/23/d10f1-1.jpg

El autoritarismo mental

¿Estamos de acuerdo en que Felipe Calderón es un "pelele"? El gobierno de facto es un consejo de mentes extranjeras encabezado por el terrorista José María Aznar, el embajador de Estados Unidos en México, Antonio "Tony" Garza, y los "cerebros" financieros de las compañías españolas que tienen controlada la economía nacional. De La República de la Televisión debemos esperar cualquier atentado contra la libertad. No se van a detener por sí solos: ya se robaron la elección presidencial, ya destaron la dictadura del miedo, ya asesinaron por la espalda a la democracia y no pararán hasta tener en sus manos rojas, el petróleo de todos los mexicanos.

El (neo)autoritarismo es mental y físico. Es televisivo. Es mediático. Por eso, los principales enemigos de la estabilidad social, de las ideas y de la democracia son Los Voceros de la República de la Televisión (Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Javier Alatorre, Denise Maerker, etc), son ellos quienes sostienen al gobierno usurpador, y los que están contribuyendo a que México esté herido y a punto del incendio. Su ruptura moral es atroz: sus palabras son la gasolina diaria de la violencia.

Por un México libre, por la estabilidad emotiva, y la sanidad mental de los mexicanos debe terminar el vergonzoso mandato de La República de la Televisión y sus perros de paja.

Por el fin de las mentiras, la verdad.

¿Política del miedo?

"¿Por qué no habríamos de pensar, ya que nos han vuelto paranoicos, que el aumento de la criminalidad ha sido deliberado como una política de gobierno para justificar la militarización del país y quitarnos nuestros derechos y libertades (cada vez más restringidos)? Se ha hecho en Estados Unidos bajo el desgobierno de Bush, lo han hecho los dictadores de América Latina en aquellos tiempos que ahora, ingenuamente, creemos ya superados, ¿por qué no también en México? El argumento ha sido, precisamente, “la seguridad nacional”, y el resultado logrado ha sido su contrario. Nunca, desde hace setenta años, el país había vivido con tanta inseguridad."
Octavio Rodríguez Araujo


Helio Flores

Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

Vistas a la página totales

Huracán: La política secreta neoliberal

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