lunes, marzo 24, 2008

cartel

El virus.

De norte a sur, por la cultura y por las venas de México, un "virus" trasnacional se (re)produce en los símbolos y las imágenes públicas. Somos el patio trasero de un vecino "enfermo" por la guerra "de las imágenes" y de "los símbolos". La invasión cultural estadounidense no ha sido silenciosa: nuestro input (in)formativo está estructurado por un cosmos sangriento. Somos un país roto, lesionado pero aún vivo. Cozumel, una isla del caribe mexicano, contiene en sus códigos la metáfora de lo que somos: éxtasis (neo)liberal y "devastación" social. La frontera de Tijuana, militarizada, cercada por la muerte, "apretada". El neoliberalismo tenía como objetivo "la devastación" y está a punto de lograrlo. Ya casi no queda nada. México vive una emergencia: somos extranjeros en nuestra propia tierra.

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Sobre cómplices y cipayos

Hoy en La Jornada, Carlos Fazio, comenta sobre el papel de los medios en el conflicto FARC y el gobierno Colombiano de Álvaro Uribe: "En la coyuntura, destaca el papel jugado por los diarios afiliados a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), primer eslabón creado y financiado por la CIA a finales de la Segunda Guerra Mundial para homogeneizar a la opinión pública de las Américas [...] Durante la guerra fría la SIP fue utilizada por Washington para convertir a la “prensa libre” en ecos metálicos de la voz del norte; en mera repetidora de información tergiversada o inventada por la CIA y distribuida por la Agencia de Información al Público de Estados Unidos (USIA). Washington proporcionaba los argumentos y los medios, y los grandes diarios, como ocurre hoy, prestaban sus nombres.En nuestros días ha sido vergonzoso el papel colaboracionista de varios diarios y comentaristas mexicanos que han seguido al pie de la letra el guión del eje Washington-Bogotá."

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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