jueves, enero 11, 2007

BANKSY

Bansky. Arte urbano






















Cinturones de seguridad.

Una máscara confusa
















En la toma de posesión de Daniel Ortega, Felipe Calderón vistió una careta de acero y también, anticipándose al desprecio de los mandatarios del cono sur, llevaba pegado un brazo de resina en posición de saludo a su mano derecha.












































Los desalmados no tienen remordimientos, dice Agustín Ríos, víctima del cura Nicolás

Señala que los cardenales Rivera y Mahony son tan culpables como el pederasta, por protegerlo

SANJUANA MARTINEZ

Imagen del cura Nicolás aguilar (arriba), durante una conferencia de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes, el pasado 20 de septiembre
Imagen del cura Nicolás aguilar (arriba), durante una conferencia de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes, el pasado 20 de septiembre Foto: José Antonio López

Han pasado 35 años desde la última vez que lo vio, pero Agustín Ríos nunca olvidará la voz de su agresor: "es él", dice sin titubeos al escuchar la grabación que contiene la entrevista publicada ayer por La Jornada, donde el cura Nicolás Aguilar, acusado de abusar de 90 niños en México y Estados Unidos, se dice tranquilo y sin problemas de conciencia.

"No es verdad que esté tranquilo: ahorita anda huyendo como un perro asustado" ­dice. "Los desalmados como él no tienen remordimientos, ni conciencia."

Agustín, una de las primeras víctimas del sacerdote mexicano, sometido a abusos sexuales desde los cuatro años, en Huehuetlán El Chico, estado de Puebla, mientras el presbítero estudiaba en el seminario, ahora tiene 49 años y recuerda con dolor aquellos hechos que le dejaron marcado para el resto de su vida. El padre Nicolás abusó de él de los cuatro a los 13 años: "me llevaba a su casa y allí lo hacía".

Desde Hawai, donde actualmente reside, luego de 30 años de autoexilio, la víctima de Nicolás exige justicia: "tienen que detenerlo, sólo la cárcel puede cambiarlo. Es la única forma de que deje de hacer daño a más niños inocentes. El ya no tiene conciencia, porque si la tuviera se arrepentiría, se entregaría a las autoridades para pagar sus crímenes. Si lo agarraran, deberían meterlo a la cárcel de por vida".

Eran familiares

Perteneciente a una familia católica, su madre quedó viuda muy joven y con 10 hijos que mantener, por lo que pidió al sacerdote (sobrino lejano) que se hiciera cargo de su hijo: "Para mi madre era un honor que Nicolás me cuidara. En México, los sacerdotes son tratados como Dios. El me llevaba a su casa con el pretexto de practicar canto para que formara parte del coro".

A los cuatro años, Nicolás le enseñó a tocarle el pene: "Siempre me pedía que lo masturbara y él también me tocaba. No había penetración, pero sí sexo oral. Yo no sabía nada de nada. El decía que me quería y que todo era normal. Entendí que eso formaba parte de la vida".

Agustín creció con el síndrome del abuso sexual, que duró nueve años. Nunca pudo decir nada a nadie, "por el temor de hacer daño" a su madre o, sencillamente, "para evitar las burlas". Cuando tenía 13 años, el padre Nicolás fue trasladado de parroquia. Ese hecho lo salvó de la continua sodomización.

Como otras víctimas de abuso sexual, Agustín experimentó las drogas y luego sufrió fuertes depresiones: "Cuando tenía 17 años, andando en el Distrito Federal, me metí en una Iglesia y me senté en el confesionario. El padre que estaba del otro lado escuchó toda mi historia. Le conté con detalle lo que me había pasado. Yo siempre creí que había sido mi culpa, pero él me dijo durante la confesión que no era responsable de nada. Me reconfortó, me comprendió. Tuvo compasión de mí. Yo empecé a llorar, a llorar mucho. Eran lágrimas de alivio, de paz. No todos los curas son malos como Nicolás, pero posiblemente él estaba enterado de cosas que suceden en su parroquia o con sus amigos. Los curas, protegen a los curas".

En 1976 Agustín decidió dejar su pueblo para irse a Los Angeles, California; luego vivió en Chicago, y desde hace 12 años radica en Hawai. Allí trabaja en un hotel y abandonó la religión católica para convertirse a otra confesión cristiana: "la Iglesia católica es una farsa. Los obispos, cardenales, sacerdotes, todos se protegen unos a otros; así como siguen protegiendo a Nicolás".

Añade: "En México sería un milagro hacer justicia, por la corrupción de las autoridades. Confío más en la justicia de Estados Unidos, sobre todo en este tipo de casos".

­El padre Nicolás dice que todo son calumnias.

­Yo no tendría razón para inventar algo así. Primero que nada, ¿para qué?, y luego existen pruebas y testimonios en su contra. ¿Qué otra cosa podría decir? Todos los criminales lo niegan. Esa gente que es así, desalmada en sus actos, claro que lo niega todo. Es muy lógico, pero él anda en las malas y lo sabe.

Añade: "si se hubiera arrepentido. Si dijera: 'voy a tomar mi responsabilidad por mis hechos, porque he destruido a muchos y a muchas familias', se hubiera entregado. Pero claro, va de mal en peor en su situación. El no va a cambiar hasta que lo agarren. Bueno, no es que vaya a cambiar, sino que lo van a cambiar en la prisión".

Agustín recuerda cómo, en Tehuacán, Puebla, en 1997, cuando abusó sexualmente de 60 niños, la gente quería lincharlo: "si en México los sacerdotes son como dioses, ¿crees que lo iban a linchar nada más por historias o calumnias? Una persona así necesita algo drástico para cambiar, y si querían matarlo es por lo que hizo".

Hacer justicia

Agustín había guardado durante 35 años el abuso sexual que padeció, hasta que el pasado 19 de septiembre se enteró de la primera demanda interpuesta en Los Angeles contra el sacerdote Nicolás Aguilar, acusado de pederastia, y contra los cardenales Norberto Rivera y Roger Mahony, por presuntamente haberlo encubierto: "pensaba que sólo me había hecho eso a mí, que sólo era yo, pero lo que ha hecho es muy grave, tiene que ser juzgado y sentenciado. Las víctimas tienen derecho a la justicia".

A partir de ese momento, hizo contacto con la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes. Su hermana se ha encargado de mantenerlo informado, y hasta su madre ­una mujer profundamente católica­ aprueba su deseo de que se haga justicia: "Todos tenemos derecho a que se nos repare el daño que nos ha hecho Nicolás. El crimen se persigue por Dios y por la ley. Aquí la Iglesia se declaró en bancarrota por tantas demandas".

Agustín conoció a Nicolás Aguilar junto a su amigo el sacerdote Gilberto Nájera Nájera, acusado por algunas víctimas de haber dado protección al cura pederasta cuando andaba huyendo de la justicia mexicana: "Igual que ahora, Nicolás no piensa más que en sí mismo, en el placer de su carne. Remordimiento es un sinónimo de cambio, y en él no ha habido cambio".

­¿Cuál es la responsabilidad de quienes le han protegido durante 30 años?

­Es la misma responsabilidad. Como dice el dicho: tanto peca el que mata la vaca como él que le agarra la pata. "Es igual, tanto peca el que lo hace como el cómplice que lo protege".

­¿Por qué cree que gente como los cardenales Norberto Rivera o Roger Mahony presuntamente lo protegen?

­Por la corrupción de ellos, como individuos. La Iglesia es el vehículo. La persona que está a cargo de un sacerdote tiene mayor responsabilidad. Son responsables, y posiblemente ellos hacen lo mismo. Si hubiese cambio, en lugar de esconderlo ellos mismos enviarían a los policías para detenerlo.

El arzobispado de México puso en duda la autenticidad de la grabación, pero el celular que usa Nicolás Aguilar tiene un prefijo de Cuautla, Morelos, y en su contestador el cura responde: "Soy Carlos Nicolás, deja tu mensaje": "Es lógico que lo pongan en duda. Ellos siguen protegiéndolo", dice Agustín Ríos.

"Yo lo siento por los chiquillos de México, porque Nicolás sigue haciendo daño allí donde va."

HERNÁNDEZ

Hernández

El orquestador de las encuestas patito ya tiene premio!

Cisen y Pemex, la mancuerna
cuauhtémoc arista
México, D.F., 10 de enero (apro).-

La designación de Guillermo Valdés Castellanos, “responsable directo” de las encuestas de GEA-ISA, como director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), es el eslabón que faltaba para unir dos áreas estratégicas por sus funciones, pero sobre todo por su peso en el reparto de las cuotas de poder entre los grupos cercanos al presidente legal de la República, Felipe Calderón. Tales áreas son la de seguridad y la de energía, especialmente Pemex.

En ambos campos de la administración federal se muestra una mezcla de cuadros priistas y panistas de nuevo cuño, cuyo denominador común es la cercanía con Calderón Hinojosa. Por ejemplo, el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, nombró como subprocuradores a Arely Gómez y a Juan de Dios Castro, pese a que no cumplen con el perfil de sus funciones. En el caso de Castro, se justifica con su conocimiento del derecho, pero no se le conoce trayectoria en la defensa de los mismos. El nombramiento del resto de los altos mandos se limitó a una rotación.

La excepción es justamente la de Valdés Castellanos, quien expidió las primeras encuestas en las que el candidato Calderón empataba y rebasaba a Andrés Manuel López Obrador. Lo hizo junto con Arcop, la encuestadora contratada por Acción Nacional para darle seguimiento a la elección presidencial, y BGC, conducida por Ulises Beltrán, el encuestador de cabecera de Carlos Salinas, pero GEA-ISA (Grupo de Economistas Asociados e Investigaciones Sociales Aplicadas) ofreció a lo largo de la campaña cifras erráticas que causaron desconfianza desde el principio: de un mes al otro, López Obrador llegó a perder entre 12 y 15 puntos, que ganaban Calderón y en menor medida Roberto Madrazo.

Ante los cuestionamientos, Valdés Castellanos sólo acertaba a justificarse: esas violentas variaciones se están dando en el ánimo de los electores, no en nuestras gráficas. Sin embargo, en la siguiente entrega, López Obrador volvía a recuperar una ventaja mínima. En las últimas cifras, GEA-ISA le atribuyó a Calderón dos puntos de ventaja, la mayor que se le predijera al panista entre el gremio de “expertólogos”, como los llamó alguna vez el actual presidente legal.

HELGUERA

Helguera

NARANJO

EFRÉN.EL UNIVERSAL

HISTORIAS de los PEDERASTAS

Fue localizado vía telefónica en algún lugar de Puebla; dice vivir sin problemas de conciencia

Exageraciones, decir que violé a 90 niños, sostiene Nicolás Aguilar

Me acusan en venganza por el pleito de unos terrenos

Por caridad, no habla de quienes lo han protegido

SANJUANA MARTINEZ

Conferencia de prensa de Joaquín Aguilar, presunta víctima del sacerdote acusado de pederastia
Conferencia de prensa de Joaquín Aguilar, presunta víctima del sacerdote acusado de pederastia

El sacerdote católico mexicano Nicolás Aguilar, acusado de abusar sexualmente de 90 niños en México y Estados Unidos, se encuentra tranquilo y vive, como un "hombre libre", sin problemas de conciencia ni temores porque, según dice, su caso ya fue juzgado.

El presbítero denunciado por pederastia ante la Corte Superior de California en Los Angeles, junto con los cardenales Norberto Rivera Carrera y Roger Mahony, por encubrimiento, afirma que son "exageraciones" decir que abusó sexualmente de 90 niños.

Sobre quienes lo han protegido, prefiere no hablar ''por caridad". Y de manera vaga y confusa cifra las acusaciones en su contra como obra de una venganza por el pleito de unos terrenos de Cuacnopalan, Puebla, estado en el cual presuntamente se encuentra viviendo.

Del seminario a la sacristía

Nicolás Aguilar nació el 10 de septiembre de 1941. Su historial de pederastia se inicia desde los años del seminario y continúa a lo largo de sus 30 años de sacerdocio, según han denunciado sus víctimas que ahora intentan que por fin se haga justicia en Estados Unidos, luego de siete años de procesos judiciales infructuosos realizados tanto en Puebla como el estado de México. Las autoridades policiales y judiciales mexicanas lo protegieron en todo momento.

El caso del cura pederasta saltó a la opinión pública en 1987, cuando el presbítero fue encontrado en un charco de sangre en la casa parroquial de Cuacnopalan, Puebla, luego de sostener presuntamente una "orgía" con jóvenes que después lo asaltaron. Posteriormente fue enviado a Los Angeles, California, por el obispo de Tehuacán, en ese entonces Norberto Rivera Carrera. Allí, en tan sólo nueve meses abusó de 26 niños, y el cardenal Roger Mahony ­según consta en las denuncias presentadas en el tribunal estadunidense­ lo envió nuevamente a México. De regreso, el padre Nicolás abusó sexualmente de 60 niños más, residentes en distintas comunidades de Puebla.

El sacerdote, sobre quien pesa una orden de búsqueda y captura en Estados Unidos, está indagando el paradero de sus víctimas para intentar establecer contacto con ellas y evitar que las denuncias contra él y el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera se sigan acumulando en la Corte Superior de California.

Ayer llamó de manera inesperada a uno de los niños que violó. La víctima se puso en contacto con esta reportera para proporcionarle el número telefónico del sacerdote.

Nicolás Aguilar sigue ejerciendo su ministerio sacerdotal y ofreciendo sacramentos en Puebla, Morelos y el estado de México, según han denunciado sus víctimas.

Durante la entrevista, el padre Aguilar se muestra visiblemente nervioso, pero responde a las preguntas, a veces de manera incoherente y otras más dando evasivas. Incluso, deja entrever que se encuentra "aquí, en Puebla".

­¿Cómo está, padre?

­Bien, ¿quién habla?

­¿Dónde se encuentra ahorita? ­se le preguntó.

­Aquí estoy, en México.

­¿Dónde está viviendo?

­Estoy aquí. ¿Pero quién habla?

­Soy periodista. ¿Teme que lo detengan?

­Sí... ¿Con quién hablo? ­insistió el cura.

­Soy la periodista Sanjuana Martínez. Quiero entrevistarle. ¿Cómo está su conciencia, padre? Usted está acusado de violar 90 niños.

­Sí... ah, ah, ah...

­¿Cómo es posible que se haya salvado de la cárcel? ¿Quién lo protege? ¿El cardenal Norberto Rivera?

­Realmente han sido una serie de difamaciones, calumnias que ha habido.

­¿Por qué cree que lo calumnian, padre?

­Por recuperar el terreno de allí, de Cuacnopalan. Buscaron perjudicarme en mi vida. Y como no lo lograron, dijeron que me iban a seguir calumniando, difamando, en todos los lugares donde estuviera.

­¿De qué terreno habla? ¿Quién quiere ese terreno? ­se le inquiere.

­Ese terreno se recuperó, gracias a Dios. Se construyó allí el curato (casa parroquial). Y el mismo Ministerio Público de aquí de Puebla, digo, el subprocurador de Justicia del estado, don Rodolfo Artchundia, dijo que habían sido exageraciones que 40, que 50, que 60 niños. Y yo digo lo mismo, exageran, no fueron 90.

­Entonces, ¿de cuántos niños abusó sexualmente? Si esas son exageraciones, diga usted cuántos violó.

­Con nadie, con nadie tuve que ver todo eso, todo eso que han publicado.

­Allí están las denuncias...

­A partir de eso fue cuando sacaron todas esas difamaciones. Ellos dijeron que donde yo fuera iban a dar conmigo para seguir calumniándome, difamándome.

­¿Por eso lo mandaron a Los Angeles en 1987?

­Yo tuve que salir de allí del pueblo para buscar retirarme de toda esa problemática.

­¿Por eso lo mandaron a Los Angeles?

­Fue mi voluntad. Pero yo suplicaría saber con quién estoy hablando.

­Ya le dije, soy Sanjuana Martínez.

­¡Ah!... es usted. Me han comunicado todo lo que ha habido en publicaciones y le agradezco que me haya llamado para escuchar también mi verdad, mi versión.

­¿Cuál es su verdad, padre?

­Lo único que hice fue trabajar por ese pueblo. Fue dedicarme al ministerio. Dios lo sabe, que hice muchísimo sacrificio. No fue con ningún otro fin de buscar, de llevar malas conductas.

­¿Malas conductas? Usted violó a Joaquín Aguilar en la iglesia, concretamente en la sacristía.

­De todas esas cuestiones, lo que él dijo que estando en plena misa le menté la madre cuando estaban distraídos. No es cierto. Dios lo sabe que no. Supuestamente él iba saliendo de la misa y yo lo jaloneé, le tapé la boca y hice todo lo que él decía. No hubo nada de eso. Y dijo que yo le grité todavía cuando... que le dije que si él hablaba que yo iba a asesinar a su papá, a su mamá, a su hermana y su hermano. Dios lo sabe y lo juro por los santos evangelios y la Biblia, que yo no dije eso.

­Pero lo violó. Usted le bajó los pants y lo violó en la sacristía, mientras otro sacerdote oficiaba misa...

­No, no, no, y menos en la sacristía.

­¿Entonces, dónde?

­Mire, de todo eso se hizo una investigación de un año. Hubo peritos en todo esto y fue cuando se clarificó todo. Es cosa juzgada.

­El niño presentaba desgarramiento anal, padre...

­En... en... en todo esto fueron... Usted decía en sus publicaciones que tres semanas después fue a demandar. Ahora, las autoridades mexicanas no fue una cosa que hayan pronto juzgado y ya, sino que se llevó más de un año esa investigación. Y yo qué bueno que tengo esta oportunidad, yo le suplicaría que de veras ya se evitaran todas esas cosas. Ha habido una serie de contradicciones.

­¿Usted sigue siendo sacerdote, verdad?

­Sí.

­¿Sigue dando misa?

­No, no, no, ya no.

­¿Desde cuándo, padre?

­Uy... ya tiene tiempo. Eso sería ya lo único, para concluir. Yo le suplicaría por lo que usted quiera que ya se acabara con todo esto, que ha sido una situación...

­¿Y los niños de la Sierra Negra, padre? Esos 60 niños que usted dice que no abusó, pero allí están los documentos judiciales, las pruebas, sus testimonios, los exámenes físicos...

­No. Inclusive quisieron... no fueron niños, era un grupo de jóvenes. Inclusive quisieron poner su demanda. Yo les dije: "No, yo le dejo esas cosas a Dios". Fue por eso que en el periódico Reforma el subprocurador de Justicia en el estado dijo que había habido estas exageraciones.

­Los niños ­porque eran niños, padre, eran niños de entre 7 y 13 años­ cuentan que después del catecismo usted los hacía entrar a su casa, y por ejemplo, a Sergio usted lo obligó a hacer sexo oral e intentó violarlo...

­Todas esas cosas fueron parte de todo eso que hubo en contra mía, de buscar alguien que se prestara a dar testimonio en contra mía. Yo creo que ya tuve esta caridad de contestar su llamada.

­Está usted libre. ¿No teme que lo detengan?

­Se llevó un juicio, se investigó, se clarificó. No temo. Es cosa juzgada. Yo soy pobre, yo no tengo dinero.

­¿Pero quién pagaba sus abogados si usted no tiene dinero? ¿La Iglesia?

­No.

­¿Quién pagaba esos abogados? Usted tuvo muy buenos abogados.

­Yo tenía que hacer enormes sacrificios y buscaba pagar todo lo que eso iba costando. No la Iglesia, digo, sería una infinidad de cosas que tendrían que aclararse.

­Dígame, ¿por qué eligió a los niños? ¿Por qué le gusta abusar de los niños?

­Son esas gentes (sic) que buscaron atacarme, buscaron algo que fuera para fastidiarme.

­¿Usted le ha metido mano a los niños cuando ha podido? ¿Por qué, padre?

­Ha sido una serie de calumnias, difamaciones, que ya digo, sería largo y extenso todo esto.

­Y el cardenal Norberto Rivera, ¿cómo ve lo que ha hecho?

­En ningún momento quisiera faltar a la caridad. Ese ha sido uno de mis propósitos que me han criticado mis amistades, mis familiares, que me dicen que por qué no he llamado a los reporteros. Les digo que no quiero faltar a la caridad a nadie. La última cosa que he resuelto es atenderla a usted, porque no quiero faltar a la caridad...

­¿La caridad? Es mejor que no falte usted a la verdad. ¿Por qué no decir quién lo ha protegido?

­Mis respetos a los cardenales. Para usted, para todas las personas.

­¿Y para sus víctimas, padre? ¿También sus víctimas merecen respeto y caridad?

­Eh, eh, eh... se ha aclarado todo eso.

­Cómo cree, padre. Claro que no se ha aclarado nada. Las acusaciones contra usted son contundentes. Existe un proceso abierto en Estados Unidos. Se le acusa de pederastia y al cardenal Norberto Rivera y al cardenal Roger Mahony se les acusa de protegerlo...

­Si fuera tan amable, ya le contesté su llamada.

­¿Por qué no me da su dirección para irlo a entrevistar en persona? El que nada debe, nada teme.

­Me abstengo de todo eso. Quiero evitar que se sigan sacando tantas cosas.

­Usted también tiene derecho a hablar...

­Sí, pero le he ofrecido a Dios todo esto. Quiero dejar todo esto en las manos de Dios.

­¿Qué es todo esto?

­Todo esto que se ha publicado, que se ha dicho de mí.

­¿Que usted abusó sexualmente de 90 niños?

­Niego completamente eso. Esa afirmación de que fueron aumentando, que de 60, 70, 80, que 90. Lo de menos era ir a presentar a no sé qué lugar de comunicación. Yo le dejo todo eso a Dios.

­Su conciencia, ¿cómo está? ¿Está tranquilo? ¿Puede dormir?

­Vamos a dejarlo así.

­No, no, es mejor que usted hable, yo le ofrezco la oportunidad de una entrevista en persona.

­Voy a consultarlo con mis amistades.

­¿Con sus abogados?

­Más que eso, ha habido la solidaridad de muchísima gente.

­¿Solidaridad? ¿Por qué? ¿Se siente usted perseguido?

­Sí, pero ha habido gente que me ha dicho que cuento con sus oraciones.

­Deme su dirección para irlo a visitar.

­No, pues ahorita no, no. Quiero evitar. Por el momento le agradezco.

­Una última cosa. ¿Quién lo ha protegido? ¿El cardenal Norberto Rivera?

­No lo tome como una grosería, ya fue un tanto de tiempo que yo amablemente le he atendido. Le pido su comprensión. Dios le bendiga. Que Dios le bendiga su trabajo. Que Dios le conceda... me abstengo en este momento de comentarios. Hasta luego, nos vemos. Adiós.

LOS NIÑOS DE LA SIERRA NEGRA


Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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