"La literatura mexicana se reduce hoy a un mero control de daños. Ayotzinapa también resquebraja esa simulación.
El
hecho de que hoy el líder de la República de las Letras (Enrique
Krauze) tenga que deslindar abiertamente al presidente, al gobierno en
turno, de su responsabilidad en el genocidio (y la narco–colonia
norteamericana que es México) es algo que la historia sabrá recordar.
En
pocos lustros, Krauze se ha empeñado en desacreditarse totalmente. Pero
al ser la punta de la pirámide intelectual mexicana, los niveles
inferiores no pueden criticarlo. Si cae Krauze también caen ellas y
ellos: sus puros espejismos."
En Laberinto.