Las horas fatales

El aumento a Los Impuestos que se aprobará en el Senado, marcará el camino –de luz o de sombras– al año más explosivo de nuestra psico-historia: el 2010. El año que en el imaginario se concretará la unión profunda de los espíritus rebeldes de nuestro pueblo milenario. El inconsciente de millones está esperando la fecha clave: la destrucción que vivimos es la esperanza de nuestro renacimiento.

Con este presupuesto y el alza de los impuestos, ¿piensa Felipe Calderón que llegará como Presidente (sic) a la noche del 15 de septiembre del 2010 al Zócalo?, ¿O al Monumento a la Revolución, el 20 de Noviembre del 2010? Con el alza de los impuestos, dudo que Calderón pase del primero de enero del 2010.

Pronto se sabrán los compromisos políticos, económicos y militares detrás de la clase política del PRI y del PAN: los de las televisoras, los de los grandes empresarios, los de los más ricos del mundo, los de los neoconquistadores y no los de los sesenta millones de mexicanos pobres. Ante lo que se avecina, la lucha de los voceros será contra del espíritu libertario de nuestra historia –la herencia no tangible de los que nos anteceden–. Para eso son las medidas fiscales represivas: para mantenernos en la niebla, confundidos, viviendo remolinos en vasitos con agua negra.

Pero no todo es sombrío como Los Impuestos. Ya se escuchan los tambores por todo México. Es la música de la resistencia. La música de la transformación y el canto que anuncia el resurgimiento. Por la libertad de nuestra patria y matria: ¡abajo La República de la Televisión!