El raiting

El virus televisivo (el raiting dormido) está plegado en los nervios del individuo desde que nace. Y al nacer empieza su destrucción. El sistema lo educa en las aulas, en la familia y en la televisión para que sea un olvidado, un desintegrado o un desperdicio, una refacción de cambio que puede ser eliminado en cualquier momento: el mexicano neoliberal está educado para ser única y exclusivamente punto de raiting. Todas las "vacunas" son para eso. Cuando la frecuencia hertziana somete la libertad del televidente lo hace presa de sus anuncios, modismos e información. El individuo se mimetiza con el pensamiento de la patria televisiva y en masa homogénea es su valor de cambio: los puntos de raiting.