Carlos Fazio
La matanza de Acteal fue una operación de guerra. Y como tal, un crimen de Estado. El asesinato de 49 indígenas tzotziles por paramilitares provistos con armas de alto calibre y balas expansivas dio inicio a una nueva fase de la guerra de baja intensidad del régimen de Ernesto Zedillo contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), sus bases de apoyo comunitarias y aliados civiles.
[...]En los hechos de Acteal la política y la justicia quedaron subordinadas a la lógica de la guerra de baja intensidad. La liberación de 20 paramilitares ahora, debido a que no se siguieron los procedimientos del debido proceso, deja abierto el problema de la verdad. Un informe recientemente desclasificado, elaborado por la Agencia de Inteligencia de la Defensa de Estados Unidos, confirma el vínculo directo entre el Ejército y los paramilitares en Chiapas y contradice la historia oficial y a los escribas revisionistas de Nexos y el CIDE.
Siguiendo hacia arriba la cadena de mando, la autoría intelectual de la matanza alcanza a los dos comandantes de la séptima región militar de la época; al secretario de Defensa, general Enrique Cervantes, y al comandante supremo de la Fuerzas Armadas, el entonces presidente Ernesto Zedillo.
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