Los Brujos del poder

La clase política mexicana se dice portadora de los ideales modernos y esgrimistas de la razón como guía para mediar el ejercicio del poder público. Los Brujos del Poder de José Gil Olmos demuestra lo contrario: se basan en los poderes ocultos de brujos, chamanes, espíritus y videntes para tomar decisiones sobre el acontecer público y el devenir político ¿o qué tan racional es que Francisco I. Madero haya escrito las mejores líneas de su ideario bajo la influencia del espíritu Benito Juárez? ¿O que la campaña política que llevó a la presidencia de la República a Vicente Fox Quesada haya sido potenciada por ángeles invisibles? –Viva el inmaculado– le gritaban a Madero por su relación con los espíritus y con el "más allá". –Ese viejo parece que está entoloachado– decían los televidentes de Vicente Fox –y tenían razón– (risas grabadas).

Plutarco Elías Calles, el jefe máximo y cacique transexenal de la Revolución fue "espiritista" y su cuerpo enfermo saneado por las manos del Niño Fidencio. En la triste figura de La Paca se derrumba cualquier principio de certeza. La maestra en África, la aventura de Elba Esther Gordillo por adquirir la fuerza de un león y vencer al presidente Ernesto Zedillo será una pieza clave del periodismo y de la impunidad. Pero el climax posmoderno y la inquietante duda está en el capítulo Tiempo de Profecías; Nicodemo –un testigo de la ceremonia donde al atardecer, con antorchas encendidas, más de diez mil indígenas nombraron máxima autoridad al Subcomandante Marcos– tira una lanza al futuro y dice "Cuando llegue el tiempo. Marcos tendrá que salir del caracol y la lucha habrá terminado".