La ejecución de Maximiliano, Miramón y Mejía tuvo lugar el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, sitio donde el primero cayó prisionero. Antes de morir, el emperador abrazó a sus dos generales, cedió el lugar de honor en el centro a Miramón y dijo: "voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México! El mismo día de las ejecuciones, Márquez entregó el mando al general Ramón Tavera, y huyó. Tavera se rindió a discreción al general Porfirio Díaz, quien entró con su ejército en México el 21 de junio. El presidente Juárez entró en la capital el 15 de julio. El triunfo de la república se había consumado."
Lilia Díaz. El liberalismo militante en Historia General de México vol. 2
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