Los mexicanos necesitamos paz. El clima público es (in)soportable. Queremos paz sí, pero sabemos que la paz es fruto de la justicia, y que la violencia es una fase previa al estado policiaco donde la única "paz", es la de "los sepulcros", de los "silencios". El militarismo y el control extremo (la camarización de lo cotidiano), es una aspirina social poco efectiva para el problema que enfrentamos: la monstruosa impunidad de "arriba", la de Vicente Fox Quesada, la de los Bribiesca y la de los miles de Juan Camilos Mouriños que el PAN y su corrupto gobierno han "empleado" a lo largo y a lo ancho del país. (Los dandy engendros neoliberales que se está comiendo al país).
El autoritarismo elimina el aspecto artístico del hombre y nos vuelve a todos sospechosos, -denuncia "al otro", denúnciate a tí mismo-. La dictadura (una "palabra" tras "otra") es el exterminio de la libertad en todas "sus extensiones". Es la conversión de ciudadano, a "culpable". La paz --la durarera--, es fruto de la justicia y no de más armas y más penas. Si no se castiga a "la banda del automóvil gris" la paz no florecerá pronto. Ha sido demasiada la impunidad: Ulises Ruiz, el fraude electoral, Mario Marín, el aumento de impuestos, Zongolica, civiles muertos en los "retenes" militares, aumento al precio de las gasolinas, la dictadura del miedo, la navaja del secuestro, y de nuevo, la crisis, "la pinche crisis" de siempre.
La misma rabia de siempre: la misma impunidad de siempre.
Por la paz: la justicia y la libertad.
Por el fin de las mentiras, la verdad.
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