"Tanta insistencia tuya en el “cuento del derrocamiento”, puede, mucho me temo, además de representar una falla de puntería analítica y una especulación apocalíptica de esa que dices que no haces, alentar el linchamiento y la persecución de la que tu mismo te dices víctima. Que Calderón no termine su mandato es, como en cualquier régimen democrático y más todavía en nuestras circunstancias, algo posible y quizás, incluso, algo deseable. Me pregunté, te pregunté qué pasaría si eso sucediera. El país se hunde Ciro, creo que en eso estaremos de acuerdo. Hay un pensamiento de Miguel de Unamuno, el mismo que dijo a los franquistas: “Venceréis pero no convenceréis”; que, a propósito de la magnitud de los retos que como nación enfrentamos, ronda con frecuencia en mi cabeza: “De escultores y no de sastres es la tarea". Lloriquear, termino con esto Ciro y perdona que insista, no es lo mío. Llorar sí; de dolor, de rabia, de impotencia como lloran hoy muchos otros mexicanos ante la patria rota."
Ciro Gómez Leyva es el actor comunicativo más complejo de los personajes del "cerebro" televisivo republicano. Su giro dramático fue una jugada de fondo: un periodista víctima del poder en el canal 40 fue el capital simbólico necesario para maquillar el segundo acto: el fraude electoral. Ciro fue el escudo perfecto --No hubo fraude-- es "la marca" de Gómez Leyva, el ejemplo viviente de lo que el periodista no debe hacer: jugar a "la trais" con el "presidente", --un minuto de silencio por lo de "presidente"--, pasearse de frak en el palacio y besuquear en público a los poderosos. El periodista debe ser libre, crítico e inteligente. Periodista que no esté en medio del gobierno y de la sociedad es propagandista. CGL es eso: propaganda. Un Fachoso.
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