Albert Camus.
La comedia.
El actor reina en lo perecedero. Es sabido que, de todas las glorias, la suya es la más efímera.
El actor ha elegido, pues, la gloria innumerable, la que se consagra y se experimenta. Él es quien mejor partido saca del hecho de que todo deba morir un día.
Para él no ser conocido es no representar, y no representar es morir cien veces con todos los seres que había animado o resucitado.
Es difícil decir en qué medida el actor se beneficia con sus personajes. Pero lo importante no es eso. Se trata de saber, solamente, hasta qué punto se identifica con esas vidas insustituibles. Sucede, en efecto, que las transporta consigo, que desbordan ligeramente el tiempo y el espacio donde nacieron. Acompañan al actor que no se separa muy fácilmente de lo que ha sido. Sucede que, para coger un vaso, repita el ademán de Hamlet al alzar su copa. No, no es tan grande la distancia que lo separa de los seres a los que ha dado vida.
Y entonces ilustra abundantemente, todos los meses o todos los días, esa verdad tan fecunda de que no hay frontera entre lo que un hombre quiere ser y lo que es. Lo que demuestra, siempre ocupado en representar mejor, es hasta qué punto el parecer hace al ser. Pues su arte es eso, fingir absolutamente, meterse lo más posible en vidas que no son las suyas.
El actor, mimo de lo perecedero, no se ejercita ni perfecciona sino en la apariencia.
Con máscara y coturnos, un maquillaje que reduce y acusa los elementos esenciales del rostro, un vestuario que exagera y simplifica, este universo lo sacrifica todo a la apariencia, no está hecho sino para los ojos.
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Contra(comunicado):
Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.
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