Redes de la corrupción.

Peter Eigen en Las redes de la corrupción, la sociedad civil contra los abusos del poder explica:

"Las sociedades democráticas se sostienen en una sutil y frágil red de confianza. Confianza en que las reglas del juego serán respetadas, en principio, por todos; confianza en que existen instituciones imparciales que garantizan el respeto y sancionan los incumplimientos de las normas; confianza en que las políticas públicas tienden a buscar el bienestar colectivo y no el de unos pocos. Y para que esta confianza exista y se renueve, se requiere, entre otros factores, un gobierno que respete los valores que proclama."

Y eso es lo que está roto: la confianza. Por ejemplo, ¿cómo creer en La suprema corte de Justicia?, misma que, durante el foxismo, tuvo como prioridad la "política" y no la justicia. Cómo creer en la institución presidencial que terminó partida por una loca figura de pareja presidencial, --remedo vernáculo de una vieja monarquía--.

Los Fox-Sahagún. Montiel. Madrazo. El niño verde. Hildebrando e ISOSA son estirpes y casos que significan lo que es la corrupción postpriato: no importa que algo sea inmoral, si es legal. Y así es como han actuado, de manera inmoral, sin principios, como si no tuvieran historia o como si la desconocieran por completo.

La corrupción es un abuso de confianza, una utilización fraudulenta del poder otorgado a ciertos actores para que lo usen en bien de quienes se lo otorgan y, sin embargo, ejercido para beneficio privado. El poder público reconvertido en palanca de defensa de intereses privativos es un poder utilizado de forma corrupta. Cuando un gobierno al completo, uno de sus miembros o uno de sus funcionarios usa el poder para beneficiarse directa o indirectamente en lugar de buscar el interés general, está actuando de forma fraudulenta.

Si hay un panista que escalda y choca es Germán Martínez, el manual perfecto del ser panista, y quien durante la campaña no se cansó de mentir e injuriar a sus opositores y hoy, se supone, será el caza corruptores de una administración corrupta y fraudulenta, lo cual no es más que un truco de ilusionismo político: corruptor no come carne de corruptor. Se envenenan.

CORRIDO A HILDEBRANDO