lunes, diciembre 18, 2006

Horizonte político


Por: José Antonio Crespo

La factura magisterial

Elba Esther Gordillo no obtuvo todo lo que quería del gobierno de Felipe Calderón, como factura de su ayuda político-electoral. Pero lo que consiguió no fue poco. Ahí está el yerno de la maestra, Fernando González Sánchez, en la Subsecretaría de Educación Básica. Alguien acusado de diversas irregularidades, incluido el haber sido ilícito intermediario con los hermanos Bribiesca Sahagún. Pero Calderón no tenía para dónde hacerse. Trascendió la versión de que Felipe le daría a la maestra sólo las gracias por su decisiva ayuda, diciendo que su pago habría consistido en la derrota misma de Roberto Madrazo. Pero la maestra no es alguien que se conforme con ese tipo de satisfacciones morales. Por lo que, de ser cierta esa versión, Calderón tuvo que dar marcha atrás, pues hacerse de una enemiga de ese tamaño —al menos en estos momentos de fragilidad— no hubiera sido muy racional que digamos. Entonces buscó un punto intermedio: no se le concedió a Elba todo lo que pedía, pero sí mucho. Incluso, Educación Pública se había pensado para ser ocupada por Juan Carlos Romero Hicks, quien, sin embargo, fue vetado por Elba Esther, y tuvo que conformarse con el Conacyt. Josefina Vázquez resultó, en cambio, aceptable a la maestra, a condición de que se designara a su yerno como subsecretario de la vital Subsecretaría de Educación Básica. Desde ahí se podrá diseñar un nuevo programa para nuestros niños, que incluya cursos como ingeniería electoral, tramitación de contratos gubernamentales o acumulación originaria de capital. No suena nada mal. Los escolares de hoy serán mañana mujeres y hombres exitosos y acaudalados, como Elba Esther.

No sabemos bien a bien qué tanto pudo haber influido la maestra en el resultado final de la campaña presidencial. Pero, indudablemente, sin la eficaz participación de Elba Esther a favor de Felipe —en una alianza que quedó evidenciada en su primer día como candidato presidencial— éste difícilmente hubiera alcanzado la Presidencia. En primer término están los votos que la maestra Gordillo le transfirió a Calderón por conducto de su partido, Nueva Alianza (PANAL). En principio, la estimación se hace a base de la diferencia entre la votación recibida por ese partido en la pista presidencial y la que acumuló en la legislativa. El candidato del PANAL a la Presidencia, Roberto Campa, recibió sólo 397,550 votos, apenas 1% del voto efectivo, cifra insuficiente para haber logrado siquiera el registro. Pero ese partido contaba con una clientela electoral bastante más amplia que eso: 1,876,443 sufragios, es decir, casi 5% de la votación efectiva. ¿A qué candidato presidencial favoreció el saldo de 4%, que supone casi un millón y medio de sufragios (es decir, seis veces la distancia con la que ganó Calderón a Andrés Manuel López Obrador)? Se da por sentado que a Felipe, dada la alianza PAN-SNTE-PANAL.

Sin embargo, la diferencia entre la votación recibida por Felipe Calderón y el PAN en los comicios legislativos fue de 1,131,992. Es decir, una cifra algo menor que la diferencia del voto legislativo y presidencial del PANAL. Lo que, bajo la improbable tesis de que los votos extra de Calderón hubiesen provenido exclusivamente del PANAL, entonces algunos de los votos de ese partido, más de 350,000, fueron a dar a otros candidatos. Algunas encuestas de salida (como Parametría y Gea-Isa) sugieren que el voto diferenciado del PANAL se dividió por partes iguales entre Calderón y Andrés López Obrador, en cuyo caso el voto útil de los panalistas se hubiera neutralizado, y la decisiva ayuda de Elba Esther a Felipe sería una quimera. Pero sabemos también que hubo voto útil del PRI, desplegado a favor de Calderón (aunque no sólo de él). Inferimos, debido a una grabación difundida por el PRD, que Elba Esther operó políticamente con algunos gobernadores priistas —particularmente los del norte— para que su respectivo voto corporativo se enfocara al abanderado del PAN. En esos estados López Obrador consiguió una votación impensable para el PRD, que prácticamente no existe allá: 24 por ciento. Lo lógico hubiera sido que Calderón quedara en primer lugar, seguido por Madrazo, y en tercer sitio López Obrador (es el caso de Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León). Pero, en algunos otros estados, López Obrador quedó en segundo sitio, lo que implica que el voto corporativo tricolor se volcó con claridad a favor de Felipe y dejó al candidato priista en un sorprendente tercer sitio (sobre todo en esas entidades). Eso ocurrió en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.


Fue justamente del gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, como se conoció una conversación telefónica con Gordillo, donde ella le recomienda inclinar su voto corporativo por Calderón, y avisarlo a tiempo "para no quedar mal", a lo que el gobernador respondió: "Aquí estamos haciendo la chamba". También se dio a conocer otra grabación donde un miembro del "equipo informal" de Calderón agradecía la cooperación electoral del gobernador tamaulipeco; se trata de Pedro Cerisola, entonces secretario de Comunicaciones y Transportes. "Muy agradecido, creo que te sobregiraste", le dice a Hernández Flores. Cerisola le pide al gobernador que se comunique con Manuel Espino para echarle la mano y el tamaulipeco supone que es para respaldar el resultado del IFE "y aguantar vara". "Somos varios los colegas que estamos en ese tenor", le aclara Hernández Flores al operador felipista. Gracias a todo lo cual, Elba Esther ha sido recompensada. Pero algunos dicen que no quedó plenamente satisfecha e incluso un poco resentida. Y eso, tratándose de la maestra, es como para inquietar a cualquiera.




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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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