Juicio a un olvidadizo

Si el jefe ilegítimo del Ejecutivo se prestó al asesinato hertziano de la democracia nacional – y tiene años mintiendo a diario a todo lo que habla y toca–, ¿por qué no se iba a prestar al asesinato de la soberanía nacional? ¿Por qué no se iba a prestar el más pequeño de los mexicanos a la más alta de las traiciones?, ¿A poco Felipe Calderón no sabía que robarse una elección para despojar de la esperanza y el petróleo a un pubelo, era traicionar a su matria?, ¿Y no sabía que iniciar una guerra que tiene más de cincuenta mil funerales pendientes, era traicionar a su patria? Si se le olvidó, las futuras comisiones de la verdad, se lo recordarán con una cadena perpetua que tendrá colgada del pecho: ha traicionado lo elementalmente humano. La vida. El amor. La libertad.