Los Ángeles de Charly

Su silencio otorga. En la última temporada del espectáculo político neoliberal saltó a escena el Emperador y guionista de La República de la Televisión, Carlos Salinas de Gortari, y los voceros no 'tocaron' la cínica aparición en sus oficiosas columnas: para ellos, no fue de trascendencia nacional que Carlos Salinas de Gortari confesara que Ernesto Zedillo, en 1994, filtró a un grupo selecto de empresarios (¿la mafia de los 30?) la devaluación del peso, lo que aceleró la fuga de las reservas que destruyó la estabilidad cambiaria y en unos cuantos días se dinamitó el patrimonio de miles de mexicanos. El Emperador también declaró que las altas tasas de interés impuestas después del quebranto del 94, fueron órdenes directas de Washington y los voceros no dijeron ni pío.

Para los soldados comunicativos de La República de la Televisión (Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola, Denise Maerker, León Krauze, Ricardo Alemán, Carlos Marín, etc) la repartición de las culpas del genocidio económico del 94 no 'es importante', ni de trascendencia nacional. Se entiende. Ese es el trabajo de los voceros: convertir en 'importante' lo que no es importante.

Por el fin de las mentiras, la verdad.