verdesalemanes, estadunidenses y franceses hasta el
ambientalismo de los pobresen India, Brasil o México. La premisa nos lleva de la mano a otro principio: no se puede remontar la explotación social sin abolir la explotación de la naturaleza y viceversa. Por ello en las principales resistencias y batallas por un mundo diferente, cada vez se hacen más indistinguibles las demandas sociales de las ecológicas.
[...]
"...ya no se trata de buscar solamente la toma del poder político sino, al mismo tiempo, de construir el poder social. Y este
juego de dos pistasque se complementan eleva la potencia política en varios órdenes, y hace de los tiempos
no electoralestiempos vivos y llenos de creación.
¿Podemos imaginarnos a los 2.4 millones de afiliados al movimiento de López Obrador organizando el poder ciudadano desde sus hogares, con sus vecinos y/o sus comunidades, con la ayuda técnica de universidades y tecnológicos, y en permanente sintonía con las luchas sindicales, las redes civiles de abasto y crédito, los proyectos de sustentabilidad comunitaria rural, y las resistencias ambientales urbanas de todo el país? Construir el poder ciudadano mientras se aspira a tomar el poder político parece ser una fórmula prometedora porque erosiona los poderes fácticos de manera doble. Nace así una fuerza que resiste y que arriesga, que se contrae y que se expande. Una fuerza que, bien comprendida y ejecutada, está llamada a remontar la doble crisis a la que nos enfrentamos todos los habitantes del mundo del siglo XXI.
Víctor M. Toledo en La Jornada.
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