Derrotados en el campo de la ética, con la verosimilitud destrozada por su irresponsable maridaje con el régimen y la dignidad diluida por su feroz alabanza al poder, los voceros de La República de la Televisión seguirán intentando, sin cosecha, destruir al movimiento político-social más trascendente y organizado de la izquierda (pública) mexicana: La Resistencia Civil Pacífica. Sin los millones de hombres y mujeres que conforman la red de Resistencia Civil Pacífica, los mexicanos no tuviéramos petróleo y sí un cuarenta por ciento menos de país.
Ese fue el principal motivo del fraude: la codicia de los tiburones trasnacionales por el oro negro, nuestros mares y territorio.
A tres años de fundado el Gobierno Legítimo de México, furiosos por su ineficacia para destruir lo que detestan, los voceros dirán (una vez más) que AMLO está políticamente muerto, que la lucha social es ineficaz electoralmente, que aquí no ha pasado nada y que Calderón es el universo. Son las patadas de ahogado de las mujeres y los hombres que decidieron ser el rostro, la voz y las columnas del asalto neohuertista. Son los cantos trágicos de los que decidieron ser los tapetes y los látigos del poder. Son los cantos trágicos del nanoperiodismo.
Los voceros y el guionista pueden engañar al pueblo una, dos o tres veces, pero no lo podrán engañar para siempre. Y en su inminente derrota histórica, los voceros recitarán el decálogo ideológico del neoliberalismo encubierto: "que falta de imaginación es exigir lo que no tuvieron nunca: sufragio efectivo", "la justicia ya pasó de moda", "los muertos ya están muertos y los muertos ¿qué?", "las violaciones a los derechos humanos, como la verdad y la historia, son para olvidarse". Propaganda republicana televisiva. Basura ideológica neoliberal.
No es una "inocentada" negar con espada y odio un fraude electoral. Fue una estrategia para legitimar lo robado, lo saqueado en las urnas y en las pantallas: la victoria de la izquierda electoral en las elecciones presidenciales del 2006. La guerra contra "el narco" –lo aceptaron los voceros Rubén Aguilar y Jorge Castañeda–, es para legitimar a Calderón. Es decir, el "error" periodístico, la ceguera ética que no vio el "fraude" comparte una coresponsabilidad con los impuestos: para legitimar al Presidente, el sistema le declaró la guerra al narco y ya van más de 15 mil muertos: toda, sangre del pueblo.
Los voceros de La República de la Televisión saben lo que están haciendo, y sin embargo, lo están haciendo.
martes, noviembre 17, 2009
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Contra(comunicado):
Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.
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