Pagando su culpa, con un yunke en la espalda, los panistas aprobaron un "decálogo de acciones para frenar al PRI en los comicios de 2012", después de aceptar, con los dientes tiesos y la cara chueca, que las causas de su derrota fueron "el incumplimiento de las promesas de campaña de Felipe Calderón, de manera particular la generación de empleos, y la incapacidad de la Secretaría de Gobernación para evitar que los gobernadores del tricolor y las televisoras operaran en favor de los candidatos de ese partido." Acepta el PAN, en un documento oficial, no off the record, no en filtraciones o trascendidos, que el resultado del Gobierno Espurio de Felipe Calderón ha sido un llano en llamas. La generación de empleos sequía y el accionar electoral de La República de la Televisión un bandidaje.
El PAN está aceptando su fraude político y su fraude histórico.
La derrota de la guerra contra el narco puede estar escrito en el siguiente latigazo: "vinculación de algunos gobiernos municipales con el crimen organizado". Si lo saben, si lo aceptan, ¿por qué no lo denuncian ante el Ejército Mexicano o su Comandante Supremo?, ¿Desde cuándo lo ocultan?, ¿Por qué callaron? Su derrota (dicen los arrepentidos), pasa por lo que hace semanas era motivo de celebración y orgullo, su gordillismo , su alianza maestra:"la percepción negativa que generaron las alianzas establecidas con los sindicatos del IMSS y de la SEP, así como con el Partido Nueva Alianza, que opera Elba Esther Gordillo." Están aceptando que el fraude electoral del 2006 les ha sido facturado y cobrado por los mexicanos en las elecciones y en la opinión pública.
El panismo acepta su traición a las causas populares y su bajo talante democrático: el PAN es percibido por una mayoría de mexicanos como "otro PRI" –un baby dinosaurio que se alimenta de contratos–. La esposa maltratada panista, al fin, acepta su anteriormente negado matrimonio: El PRIAN. Pero, para reducir cualquier euforia y para confirmar el cinismo, César Nava (traficante de influencias), cerró el cónclave, la farsa, con una gran mentira:
No daremos cabida a la impunidad dentro de casa ni fuera de ella. Aplicaremos con oportunidad y rigor nuestros estatutos y reglamentos.
¿Entonces, por qué no renunció a su cargo señor presidente?
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