lunes, julio 13, 2009

La dictadura televisiva perfecta

Para legitimar la imposición de Felipe Calderón El Imperio de Gortari utilizó la pantalla televisiva como cuartel y táctica de guerra para ganar la opinión pública. Ahí construyó el imaginario de violencia y coersión que aqueja al televidente del 2006 al 2009. La televisión mexicana programó la agenda del caos y una parte de la población (sometida mentalmente) aceptó un gobierno golpista, con tal de que lo defendiera del enemigo invisible (temible) que construyó La República de la Televisión. Por su "propia" seguridad, el televidente permitió que el Gobierno Usurpador destrozara la libertad, la justicia y los derechos humanos con tal de sofocar el miedo que invadía las salas televisivas del país. Y a pesar de la telenovela noticiosa nocturna, el ejército y el militarismo fracasaron. La violencia está desbordada: nunca hubo tantos muertos en México desde la época de La Revolución.

El fraude electoral del 2006 tronó los cimientos de la simulación política, y al coptar la guerra el espacio público/mediático se hirió de muerte la ilusión democrática que proyecta la televisión. Con el fraude, se canceló el derecho ciudadano a elegir Presidente a través del voto, y con una guerra originada por motivos políticos –mediáticos–, se lesionó la estabilidad social y surgieron las historias del terror: muertos, parálisis, balaceras, secuestro, shock y miedo. Los fantasmas que acompañan a las dictaduras. El autoritarismo mexicano ejerció la tortura (en el campo) y en las ondas de La República de la Televisión. México sigue siendo la dictadura perfecta.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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