lunes, julio 13, 2009

CECUT: la disputa por la opinión pública

El grupo que está detrás de la designación de Virgilio Muñoz como director del CECUT –conforme pasan los días– se muestra muy preocupado y nervioso por la manifestación en contra de la imposición del papá del amigo de Felipe Calderón. Es normal. Son "la parte" de la comunidad cultural que le dio el aval a un nombramiento polémico, político y dudoso. En una disputa por la opinión pública como la que estamos viviendo, existen partes con posiciones contrarias o divergentes. En este caso nuestras exigencias son dos: uno, la remoción de Virgilio (por estar incapacitado para ese puesto) y dos, transparencia en las designaciones de funcionarios culturales (es decir, la ya larga lucha en contra del centralismo que nos aqueja desde la época de la colonia). Y como en todo conflicto público, quien decidirá hacia donde inclinar la balanza o la certeza, será la sociedad –el conjunto de mundos pequeños–.

Era obvio que ante una imposición de tal envergadura, el poder respondería a los cuestionamientos de los abajofirmantes con todos los artilugios del poder. No es la primera vez que lo hacen. Cuando Tijuana Tercera Nación aplicaron la misma receta del desprestigio –"casualmente" en ese conflicto estuvieron detrás los mismos personajes que están hoy detrás de Virgilio–. En la época en que Benito Juárez resistió la imposición de un emperador extranjero, los extranjerizantes –para defender a su gallo– vilipendiaron al oaxaqueño con toda clase de adjetivos y acusaciones –generalmente aludiendo a su condición social–. Por ejemplo, para ir al baño decían: " con permiso, voy a Juárez". Ya sabemos quién ganó esa disputa. Al final como dijo Gandhi: "Incluso si usted está en una minoría de uno, la verdad, es todavía la verdad".

La sociedad dirá.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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