La desgracia Lujambio

Alonso Lujambio, actual Secretario de Educación Pública es un hombre sin carisma, gris, y pedante; una des-gracia política que solo un sistema astillado como el neoliberalismo salvaje pudo hacer Secretario de Estado (risas grabadas por lo de Estado). Como titular del IFAI Alfonso Lujambio cumplió una misión: remachar la puerta negra de la exuberante corrupción de Vicente Fox y su pandilla de roedores, al reservar por diez o quince años los documentos evidencia del marranero del sexenio perdido. ¿Y qué sabe de Educación Pública Alonso Lujambio? Lo que Felipe Calderón sabe de democracia: nada. O qué confianza se le puede tener a un Secretario que un día después de asumir su cargo –a ras de suelo– declara el fin de sus funciones: "Elba Esther es una dama". ¿Alguna duda sobre quién tiene el verdadero control de la Secretaría de Educación Pública?

El Universal reporta las primeras jugadas del funcionario: "Lujambio ha dado dos pasos en sus primeras horas al frente de la Secretaría de Educación Pública. El primero, sostener una entrevista con la profesora Elba Esther Gordillo. El segundo, ratificar en su cargo de subsecretario de Educación Básica Fernando González, yerno de la líder del SNTE." Es decir, Lujambio no perdió el tiempo: se puso al servicio del poder detrás del poder. Si como dijo Andrés Manuel López Obrador "Josefina Vázquez Mota era un florero en la SEP", Alonso Lujambio será un "tapete" engominado donde Elba Esther podrá depositar los pies y a su cuñado. La Secretaría de Educación Pública está de luto: la mediocridad es una muerte en vida y Alonso Lujambio es mediocre en exceso.