Entrevista con un fantasma

El Excelsior publicó ayer (9 de febrero) una entrevista con Felipe Calderón Hinojosa realizada por Pascal Beltrán del Río, y de entrada y transparente, el periodista contextualizó el encuentro con perfil de jefe de comunicación social:

"Hace unos días, una mala traducción en el Foro Económico de Davos, Suiza, hizo decir al Presidente que gobernar es como “estar en el infierno”, cuando en realidad dijo que es “estar en la tierra”.

El periodista escudo hecha la libertad al traste y se asume como caparazón del entrevistado y del poder. Pascal Beltrán del Río, en lugar de cuestionar los errores de comunicación de la banda del automóvil gris, los traduce, los amilana para desaparecer la sospecha y eso –en términos profesionales– es un (des)propósito. Un periodista que le enmienda la plana al gobierno no es periodista, es funcionario (cumple una función al servicio del poder).

De las declaraciones de paja del Presidente Usurpador, rescatamos las que reflejan la condición mental del entrevistado: el autoengaño, la frivolidad y el cinismo.

1.- "La verdad es que uno no escoge la situación en que va a gobernar, y menos como Presidente de la República. Yo creo que un gobernante es afortunado en la medida en que le toque enfrentar desafíos verdaderamente retadores."

2.-- "El gobierno no puede ni debe asumir costos o pérdidas que corresponden finalmente a tomadores de decisiones y de inversión privadas. Lo que sí debe hacer el gobierno, y lo está haciendo, es proveer la liquidez que súbitamente fue retirada de los mercados, y eso lo estamos haciendo con muchas empresas y corporaciones en México, ante esta caída abrupta de la economía internacional."

3.- Mi tarea es ser el jefe de Estado y no un contendiente en la competencia política, y así va a ser. Sin embargo, eso no quiere decir que el Presidente no pueda opinar, informar y precisar, sin pleito con nadie. Así que yo ofrezco conciliación y colaboración, sin menoscabo de puntualizar y precisar lo que sea del interés de los ciudadanos.

4.- “Yo creo que tenemos todos que cuidar la vida institucional del país y superar sus deficiencias… Finalmente, la ley y las instituciones son las que pueden garantizar la viabilidad de la República.”

Por ejemplo, cuidar la vida institucional del país hubiera sido no prestarse a ser la careta y la máscara de un fraude como el de las obscuras elecciones del 2006. Y con eso. Pero como no fue así, todo lo que dice Calderón son palabras muertas, signos ineficaces como los empeños de un fantasma por mantenerse vivo y en la tierra.