El despertar

"Cuando los seres de una cultura van perdiendo la fe en el mito, empiezan a analizarlo"
Jesús Ibañez

Pensemos que todo lo que afirma La República de la Televisión es verdad. Que Felipe Calderón ganó las elecciones, y que ya usurpando la Presidencia, "no" quiso privatizar Pemex y el peso no se ha devaluado casi una tercera parte. ¿Entonces por qué la dictadura excluye los puntos de vista y la opinión de los que no aceptan como verdad ese guión de telenovela histórica?

Porque a los 30 les da pavor que los mexicanos se contagien de certezas. Un pueblo (in)determinado es fácil de controlar, de despistar y engañar consecutivamente. Una masa inmersa en la obscuridad tiene muchas menos herramientas para preveer el futuro y es presa fácil de la desesperanza y las subterráneas tácticas del mal. En medio de una carestía económica y de ideas, La República de la Televisión seguirá practicando el simulacro hasta que el pueblo quiera. El Movimiento en Defensa del Petróleo triunfó en la opinión pública y en la disputa política por la organización comunicativa de 2.4 millones de representantes del Gobierno Legítimo, 2.4 millones de redes contuvieron las ráfagas de la propaganda televisiva y sus voceros furiosos. Resultado: no pasó el tesorito. No pasaron los contratos riesgo. No pasó la entrega de las venas petroleras de México. No pasaron.

José Agustín Ortiz Pinchetti en su columna El despertar, expone las piezas del ajedrez público contemporáneo:

"Podría hablar del cálculo estratégico de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero me gusta más la palabra apuesta, pues implica riesgo y competencia. AMLO arriesga su suerte a la certeza de que el pueblo de México despertará, se organizará y tomará el poder. Él quiere ser partícipe de esta toma de conciencia, organización y victoria, pero no confía mesiánicamente en sí mismo, sino en la capacidad de la gente de cambiar su circunstancia.

Sus competidores también toman en cuenta al pueblo, pero para ellos es una masa a la cual se puede halagar, engañar, corromper. PAN y PRI usan los mismos mecanismos. El clientelismo, la demagogia y, sobe todo, la manipulación de los medios. AMLO no puede ni quiere usar los viejos instrumentos de la política mexicana. PRI y PAN saquean impunes a los dineros públicos y tienen el apoyo de la oligarquía, los monopolios y las televisoras. Así que el obstáculo que tendrá que afrontar el pueblo con AMLO o con otros líderes es formidable. Es la vieja estructura de castas que viene desde la Conquista y que se resiste al cambio.

AMLO constata cada día las transformaciones en la conciencia popular. Una creciente vocación por organizarse y movilizarse. La mayoría de los científicos sociales menosprecian su trabajo en los municipios. Ha visitado mil 900 y superará los 2 mil antes de la primavera de 2009; 16 mítines por semana de contacto con la gente a la que presenta su propuesta. Oye, mide y cala la intensidad de las reacciones. Ningún político ha hecho esto."

La única forma de neutralizar las mentiras de la propaganda oficialista es ejercer el dominio de nosotros mismos, informarnos e informar. Ser todos un medio de comunicación que cuestiona responde y cuestiona. La intoxicación mediática se ha sostenido por décadas y la limpia no será una experiencia de terciopelo, será una (re)volución de pensamiento.