martes, octubre 14, 2008

El cine televisa(do) en México

Andre Bazin define el cine como "un medio perenne, en el cual el hombre continúa la lucha contra la muerte, contra lo que se acaba, contra lo que tiende a desaparecer". El cine es memoria y espejo; es poder y propaganda. El cerebro televisivo lo sabe: por eso destruyó lo "destruido" e introdujo su neoliberal forma de producción: mexicanos haciendo cine hollywoodense en México o en el extranjero. Fue el clan de los cosmopolitas salvajes. La paradoja del cine mexicano es la siguiente: un país de más de cien millones de habitantes cuenta con "dos" escuelas oficiales de cine: el CUEC y el CCC. Lo cerrado del campo le da la condición de amigable lucha de castas (risas grabadas por lo de "lucha"): Gael García Bernal y Jorge Vergara, Diego Luna, Carlos Cuarón y Carlos Slim, Alejandro González Iñárritu y Emilio Azcárraga, Guillermo del Toro y Roberto Hernández. El cineasta Republicano Televisivo está hecho a la imagen y semejanza del poder: ¡van juntos a Cannes! (y Guillermo del toro es el "rostro" publicitario de Banamex).

En el reportaje La violencia en el festival de Cine de Morelia -Proceso del 12 de octubre de 2008- Columba Vértiz de la Fuente hace una serie de entrevistas a cineastas mexicanos sobre la situación social que vivimos, y solo Maya Zapata interpretó la problemática de fondo: la ilegitimidad de origen del hombre que usurpa la presidencia de la República. El cine mexicano debe replantearlo todo: sus sistemas de producción, sus ideas y sus mitos (nuestros mitos). Es hora de decirle adios a Hollywood. En la Radicalidad (en la raíz) están los antídotos al exceso del cine concebido como "línea de producción" o una "industria". El cine posmoderno es un sistema de comunicación al servicio de la memoria y la (re)flexión sobre lo que significa ser humano y vivir en sociedad. La utopía dramática sería emprender la búsqueda de lo imposible: la (re)presentación del primer sueño del primer hombre.

"Por el fin de las mentiras, la verdad".

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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