lunes, octubre 27, 2008

Cada voto será "una prueba"

Cuando se constituyó el Gobierno Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador se comprometió ante la Convención Nacional Democrática a defender "al pueblo" y los recursos naturales de los mexicanos. Mucho tiempo antes de que "Calderón" presentara la iniciativa para ceder el petróleo a las compañías petroleras extranjeras, AMLO lo dijo: "vamos a defender el petróleo" y desde aquel entonces Los Voceros Televisivos no lo bajaron de "loco" hasta que la realidad los desnudó: –por medio de un fast track, Calderón y las cúpulas legislativas del PRI y del PAN planeaban aprobar una Reforma Energética "totalmente entreguista"–. Los legisladores del FAP detuvieron el atraco "tomando" la tribuna apoyados en la calle por Las Adelitas y Los Juanes. Desde que asumió la titularidad del Gobierno Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador ha venido diciendo: –no podemos esperar nada de la "clase política" ni de los políticos tradicionales–. Y lo sucedido el jueves le da –de nuevo– la razón al presidente: los senadores y los legisladores que aprobaron La Reforma están siguiendo órdenes de los "machuchones" (para eso llegaron al congreso). La casta cupular legislativa emergida de la elección fraudulenta del 2006 llegó a sus escaños para "algo". Y ya sabemos para qué: para entregar "lotes" del territorio mexicano (del tamaño de estados como Tlaxcala o Aguascalientes) a compañías extranjeras.

Un gobierno resultado del fraude electoral solo puede mantenerse en el poder a partir de la colusión de una serie de fuerzas y bloques políticos, económicos y sociales que en conjunto y por la fuerza -coptándo o sometiendo- invalidan la opinión "contraria". El Estado resultante del fraude, de "origen" tenderá al autoritarismo, a la militarización y a la generación de escenarios para que el gobierno de facto pueda ofrecer "soluciones" y legitimarse (risas grabadas). El gobierno resultado de una usurpación, por "naturaleza", se convertirá gradualmente en dictadura: tenderá al espionaje, al toque de queda y a la infiltración de cualqueir espacio de libertad o sujeto crítico que pueda evidenciar la característica espuria del y los que "gobiernan". Y en eso estamos. Por eso debemos dudar de todititas las acciones de la clase política y de los políticos tradicionales.

Estos días, entre la votación de los Senadores entreguistas y la ya declarada intención de los diputados para convalidar la "reforma" –sin cambiarle una coma– han caído varias máscaras en torno al Movimiento en Defensa del Petróleo; Marcelo Ebrard, Rolando Cordera, Pablo Gómez, Javier González Garza (y varios más) están a punto de reprobar los acertijos éticos a los que han sido sometidos y se ha confirmado la sospecha del papel de caballitos de troya de Carlos Navarrete, Graco Ramírez, Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Ortega, René Arce, Ruth Zavaleta y Víctor Hugo Círigo. Los Senadores de la República llegaron al recinto para "vender lotes de nuestro territorio" y su votación será la prueba para enjuiciarlos por "traición a la patria". Ahora, lo importante es que los diputados "voten" para tener las evidencias del proyecto político que representan (el neoliberalismo salvaje) y acusarlos también.

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Contra(comunicado):

Como decía Henry David Thoreau, "No pido inmediatamente que no haya gobierno, sino inmediatamente un gobierno mejor". El orígen de Medios y política fue el fraude electoral del 2006: nació La República de la Televisión y la programa(ción) se volvió dicta(dura): un monopolio opinativo de Tercer Grado. Aquí en 'Medios y política' están las evidencias comunicacionales que sostienen nuestra tésis: Felipe Calderón no ganó las elecciones; la oligarquía lo impuso mediante un fraude para auto(comprarse) lo que queda de México. Y lo repitieron imponiendo a Enrique Peña Nieto en el 2012. Por eso pedimos lo posible: que se restaure La República.

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